domingo, 6 de agosto de 2017

Peter Handke. Estoy en el bosque, puede que me retrase...


La sala, con los ventanales.

Si el otro día era Tilda Swinton quien nos acercaba a la casa de John Berger en los Alpes franceses y a él mismo en su vida cotidiana, hoy he visto cómo Peter Handke abría las puertas de su casa de por los alrededores de París a Corinna Belz, para que ésta realizara el documental "Peter Handke. Estoy en el bosque, puede que me retrase..." (2016, en Filmin).
El jardín de la casa, al menos en los planos iniciales algo descuidado, con frutos que empiezan a podrirse, me llevó a pensar en las fotografías que habían salido en un Cahiers du Cinema del de Marguerite Duras. En el jardín, pero sobre todo en el amplio salón de la casa, con unos enormes ventanales que le dan una gran luminosidad, con grupos de lápices esparcidos por todos lados, Handke contesta a Corinna Belz -al principio de buen humor, en algún momento posterior algo molesto-, lee algún fragmento de sus obras, mira alguno de sus cuadernos, sus fotos o, mientras contesta, va bordando una camisa.

Una mesa del jardín llena de frutos de diferentes colores, ya pasándose.
Le vemos también pasear por el jardín (por su "camino breviario", como divertido explica), por el camino que lo enlaza con la civilización o por los campos vecinos. Fugazmente, vemos su mesa de trabajo del piso de arriba, hecha de madera, muy austera, colocada al lado de una ventana. Nos enteramos de cosas curiosas (como que nunca se ha sentado delante de un ordenador, lo que razona de forma muy comprensible), le vemos -por separado- con su mujer y sus hijas ("Es difícil actuar con naturalidad", dice la pequeña mientras pone la mesa), vives un momento de emoción oyéndole hablar de Ford, Ozu y Antonioni, de su linchamiento público por su postura con Serbia o viendo alguna de las escenas de películas basadas en sus cosas, somos partícipes de confidencias muy íntimas (suicidio de su madre, relación con su hija), nos dedica explicaciones muy buenas ("me apego a la lectura") y otras de más que difícil comprensión.

Uno de sus cuadernos. Explica que esa trama por encima es el dibujo que hace para añadir su impresión sobre el viento u otras sensaciones.
A este respecto: Siento una real fascinación por el personaje, y eso de comprar alguno de sus libros, empezarlos y seguirlos concentrado un buen trozo con entusiasmo, para finalmente reconocer que no había entendido buena parte de su contenido me ha pasado varias veces. Hoy, en casa, la discusión tras ver el film, que en cualquier caso a ambos nos ha gustado, era si me había vuelto a pasar eso -mi interpretación- o bien si costaba en algunos momentos seguirlo porque los subtítulos del alemán dejaban que desear -la de Teresa-.
Como el documental me ha ayudado a conocer más de Peter Handke, me pongo a dudar ahora sobre cosas que creía atribuibles a Wim Wenders. El uso de la Polaroid, incluso de los fotomatones, tan característicos ambos de "Alicia en las ciudades", se descubren aquí que eran originalmente de Handke...
Entre las fotos, la de un pariente vestido de uniforme alemán, del que habla.
A Corinna Belz parece que se le acaben pronto los recursos, y repite un par de planos de ambientación, pero en general, su film nos ha dejado con ganas de ver su otro documental.

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