No es la catedral de La Rochelle uno de los elementos de la ciudad que uno recuerde tras la visita. La Rochelle es una hermosa ciudad, con la pega de estar ahora carcomida por esa plaga de la sobre-explotación turística, pero seguramente son otras las imágenes que a uno le queden asociadas y surgen al pensar en ella.
Por este motivo tiene más mérito su utilización por parte de José Luis Guerin cuando le encargaron un documental, específicamente, sobre esa catedral. Uno se imagina el proceso que le llevó a "Le Saphir de Saint-Louis" (2015). Visitas y más visitas, recorridos por todos los espacios de la iglesia, rodeándola una y otra vez por fuera. Concentración en su elemento más antiguo y vistoso, el campanario, que no pertenece a la propia catedral de Saint-Louis, sino a la preexistente catedral de Saint-Barthélémy, sobre las ruinas de la cual, tras su destrucción, se construyó.
Luego, estudio de su historia, que lleva irremisiblemente a la historia de la ciudad. En esas visitas, en una capilla lateral, la de los marinos, da con un elemento que le llama la atención. Es un ex-voto, una pintura que presenta, sin gran virtuosismo, un milagro de Jesucristo, quien, invocado por los esclavos negros llevados a América en "Le Saphir", consigue que se reanude el viento, evitando así que perezcan todos sus ocupantes, que ya llevaban mucho tiempo encallados en medio del océano.
La vidriera de la Capilla de los Marinos. |
A partir de ahí uno se imagina también cómo debió navegar la cabeza del cineasta para, volando por el amplio espacio de la nave de la catedral, llevado a ella siguiendo el volumen de aire expulsado por el organista desde su instrumento, asociar la misma nave con una nave marítima, la de "Le Saphir", en un falso racord que el espectador debe recorrer en su mente, ayudado por el crujir del techo de madera de la catedral, que se convierte en el crujir del barco, lamentos en su desesperante paralización en medio del océano.
La enorme nave de la catedral, elemento indispensable para la buena sonoridad de su órgano. |
El análisis del ex-voto de "Le Saphir" y su historia llevaron a Guerin a profundizar en el comercio triangular, con el comercio de esclavos de África a América en uno de sus lados, deduciendo que, como en tantas ciudades marítimas, ese fue el principal elemento del enriquecimiento de La Rochelle.
No gustó, parece, esa obvia deducción a alguna de las autoridades regionales que presenciaron el estreno del documental en el Festival de La Rochelle, que pensaban que con esa exhibición de su real historia podía escaparse hacia otro lugar ese endiablado maná del abundantísimo turismo, con lo que nos quedamos sin más ejercicios de los que tenía pensados el cineasta para ir constituyendo como mínimo un tríptico -¿habría dado para una pieza dedicada a la isla de Re, también empapada de una historia de esas que duelen?- sobre la ciudad. Una lástima.
Sirva todo este largo texto como acompañamiento de las fotos -más que mediocres- que saqué recorriendo la catedral por fuera y por dentro, hace un par de años, rememorando los espacios del film. Así las puedo quitar de una vez de la tableta, haciendo espacio.
El campanario de Saint Barthélémy. |
Al fondo, a la derecha, el campanario, como elemento de reclamo, al que se te va la vista. |
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