lunes, 14 de agosto de 2017

Leche


La madre de Yusuf, en el sitio de los pensamientos, vecino a su casa.

Si me había gustado la primera y la tercera película de la trilogía de Yusuf, era natural que también me gustase la segunda, "Leche" (Semith Kaplanoglu, 2008).
En ésta, a Yusuf le llegan a publicar en una revista uno de sus poemas, pero para vivir, en espera de ver a qué se dedicará, debe seguir ayudando a su madre en la lechería, quien le reprocha en una escena el que no haga otra cosa que abrir un libro, o que se pase el día contemplando una flor, o un insecto: nada productivo.
Al inicio de la película, Yusuf con quien no vuelve a aparecer, en un puente sobre un río seco.

Como también sucede en las demás, vemos a un personaje yendo campo a través, sin utilizar los caminos. Film éste de leche, pero también de queso, nueces, granadas, y hasta misteriosas serpientes, en un entorno sin embargo ya no tan rural como el de "Miel", o incluso el de "Huevo". Pero una valla junto al cultivo de coles es el emplazamiento por antonomasia para las reflexiones tanto de la madre -un personaje también, cuando menos, curioso- como del hijo.
Yusuf y su madre en la cocina de su casa.

En un momento dado, una panorámica descendente, acompañando supuestamente y explicando así la mirada de Yusuf, desciende por la pierna de un colega minero con el que está hablando, hasta llegar a ver sus destrozados zapatos. A ese plano le sigue otro plano -y ya sabemos que es un plano subjetivo, que estamos pues viendo lo que mira Yusuf- que dibuja una panorámica horizontal, dejándonos ver todo el escenario de la destartalada y absorbente mina en la que gasta sus días el minero/poeta.
Yusuf en el rincón de su casa en el que se pone a escribir poemas.

Probablemente película de, incluso, menos diálogos que las otras dos de la trilogía, con planos sostenidos a los que nosotros, espectadores, hemos de ir dotando de sentido, deduciendo -a veces de una forma algo laboriosa- lo que pasa fuera y dentro del plano. Acaba la película de una forma que no se sabe muy bien lo que quiere decir. Posiblemente es sólo eso: el interés se desplaza al que bien puede resultar otro posible Yusuf.
En Esmirna, junto a una bella aficionada a la poesía.

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