miércoles, 24 de julio de 2019

Decálogo 3: santificarás las fiestas


Parece que está teniendo mucho éxito el ciclo Kieslowski de la Filmoteca, acudiendo siempre pronto el público para obtener un buen sitio, porque se llena. Por una cosa u otra aún no había ido a ver ninguna y ayer, habiendo acabado antes de lo que pensaba otra cosa, me decidí a ir a ver la sesión de “Dekalog 3” y “Dekalog 4” (ambas de 1990).
Guardo buen recuerdo de las últimas películas de Kieslowski (con el correspondiente miedo de que una nueva visión me las hiciera caer porefectistas o por lo que sea) y un recuerdo irregular, con cosas atractivas y otras no tanto, de las de sus inicios. Aunque no las había visto todas, se me hacía un poco cuesta arriba volver a lo que recordaba unos escenarios fríos y feos, algo sórdidos, de arrabal de ciudad comunista.
Nada más empezar “Decálogo 3: Santificarás las fiestas”, aparece un hombre disfrazado de Papá Noel caminando en medio de la nieve yendo hacia un típico bloque de esos de viviendas sociales, de material prefabricado. Ahí están, me dije, el frío y la sordidez. Pero perseveré, superado esa impresión superficial, y seguí muy bien la trama de este capítulo en el que al protagonista se le cae encima, literalmente (un árbol de navidad sobre su coche) la nochebuena.
Y perseverando me encontré con el reencuentro de lo que fue una inexplicable separación, con las dobles caras que se demuestra tienen todas las situaciones, sobre la dificultad de superar ciertas soledades y cómo se llegan a comprender cuando ya nada se puede torcer para compensarlas.

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