lunes, 29 de julio de 2019

De la ciudad de Lodz



Ayer el ciclo Kieslowski de la Filmoteca dio también pie a la que me resultó una muy completa y satisfactoria sesión de tres de sus cortometrajes. La inició “De la ciudad de Lodz” (1968), un retrato en blanco y negro en 16 minutos (enlace abajo) de la que fue la ciudad en la que había hecho sus estudios de cine, como por esos años también Polanski o Slolimowski. Me pareció brillante. Sin tener apenas nada de su estilo posterior, se nota detrás al académico y solvente graduado en la escuela de cine, pero que es a la vez un cineasta profundamente innovador, que luego se dirigiría hacia otros terrenos.

La chica que dirige, sobre una mesa, la gimnasia cotidiana en el taller.
Las obreras, en sus ejercicios del taller junto a sus máquinas de trabajo.
El taller visto desde el exterior, por el que la cámara va a iniciar un paseo.
Se inicia en una fábrica de hilados, que va a ser, de hecho, el núcleo central a lo largo del documental. Vemos en ella el trabajo de las obreras con sus máquinas, pero también la diaria sesión de gimnasia dirigida encima de una mesa por una de ellas, su apoyo a la orquesta popular que corre peligro, la despedida de una empleada que se jubila o hasta multitudinarias fiestas con bailes.
Los tipos de Lodz.
Un barrio antiguo.
Que se extiende...
Un paseo por todo el centro...hasta que vemos que todo él está amenazado por las nuevas construcciones.
Pero la cámara sale también de los talleres para -al ritmo de una musiquilla- captar los tipos y vida del barrio antiguo de la ciudad y recorrer sus calles, paseos y casas... hasta ver todo ello amenazado (y ahí sí que aparece el Kieslowski posterior) por los modernos bloques de viviendas que lo van cercando. Esa es también, precisamente, la imagen final de la pieza, que por momentos recuerda a las primeras películas de los componentes de otros cines de la Europa del Éste, como los del nuevo cine checoslovaco o la posterior, más crítica, visión documental inicial sobre Vilna por parte de Sarunas Bartas.
La orquesta.
La fiesta multitudinaria.
Y la imagen final del, para mi, brillante documental.

El enlace:



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