viernes, 5 de octubre de 2018

Utamaru y sus cinco mujeres


A mí me valen por toda “Utamaru y sus cinco mujeres” (Kenji Mizoguchi, 1946, vista ayer en la Filmoteca) ese final que seguramente fue la idea motor de toda la película y dos escenas muy similares. En ambas una mujer -como siempre en Mizoguchi una cortesana- desesperada, ha comprendido que ha perdido en la contienda amorosa a su amado, pues éste ha preferido a otra, y se retira, hundida, silenciosa. La cámara la sigue en ambos casos -el segundo junto a un curso de agua- mediante un travelling lateral, que profundiza la idea de su retirada hacia la miseria anímica, la nada.
En esta ocasión he comprendido el papel que juegan la mayoría de escenas de ésta y otras películas suyas, compuestas con personajes lineales bastante bufos, exagerados, parlanchines, que hacen avanzar el conocimiento de los acontecimientos mediante sus gestos y, sobre todo, atolondrados diálogos. Me he dicho que se trataría de un aprovechamiento de una tradición teatral para hacer llegar la historia a los espectadores. Pero, dicho esto, pese a ello, lanzo la herejía: Nunca llegaré a hablar de obra maestra ante una película tan admirada como ésta, por más que entienda y coordine con su mensaje: Me sobran todos esos “japoneses nerviosos”, como los definía anteriormente. Yo estaba -y estoy- con los Mizoguchi de japoneses serenos.
En el corrillo posterior con buenos amigos aficionados al cine que han salido nuevamente admirados de la visión de la película, para defender las limitaciones de mi entusiasmo, me ha surgido el nombre de Satyajit Ray, del que se pasaba en la otra sala su “Salón de música”. Pensando en su “Trilogía de Apu” les he argumentado que Ray dice cosas similares en contenido e importancia a Mizoguchi (en el fondo no será cómo la vida hace al pintor, pero sí al posterior escritor, también artista), pero no precisa para ello de toda esa tropa de ruidosos y gesticulantes personajes. Como en las dos escenas mencionadas, sus imágenes y planificación penetran y hacen entenderlo todo a sus espectadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario