"Cold war" (Pawel Pawlikowski, 2018), que sí, me ha convencido. Como a esta hora se habrá dicho de todo sobre ella, sólo unas notas sobre cómo funciona, según me he cuestionado y explicado a mí mismo cuando llevaba una media hora de vibrante recorrido.
He pensado entonces que funcionaba, básicamente, a base de cortes y sus consiguientes elipsis. Unos cortes las más de las veces acentuados por la brusca irrupción de música, si no de danza. Dinámica en un principio, melancólica y llena de sentimiento jazzístico en una segunda etapa (esa de la buhardilla estilo "El séptimo cielo"), imposible por extraña hasta desaparecer por completo por el final.
Una película para ver y animar a ver. Si dura en los cines, que debería hacerlo, sería -me digo- una buena señal.
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