Pues se ve que el encuentro entre Ricardito Franco y Jean Seberg fue de lo más inesperado, impensable y -sorprendentemente- eficaz. Lo cuenta Vicente Molina Foix en un libro suyo que estoy leyendo ("El cine de las sábanas húmedas", Espejo de Tinta, 2007), donde esa historia, junto a la de las visitas que hizo más tarde a la pareja formada y la de la corta y agitada, con terribles altibajos, vida de la actriz, le ocupa varios capítulos.
Explica Molina Foix que saliendo en una ocasión de retirada con Ricardito Franco del Bourbon de Diego de Leon, en Madrid, los dos se toparon con un grupito que iba hacia el local y él se fijó y comunicó excitado a su compañero que entre ellos iba Jean Seberg. Ricardito Franco, que para entonces sólo había realizado la muy underground "El desastre de Annual", se separó corriendo de él y se dirigió hacia ella. Al poco tiempo el resto del grupillo había entrado en el Bourbon, dejando a la pareja hablando. El flirt, que machacó de lo lindo a los dos, duró unos cuantos años, viviendo él incluso algún tiempo en París con ella.
La cuenta de relaciones de esas explosivas, que acaban fatal, de Jean Seberg, fue larga. Para el director madrileño el encuentro debió ser mucho más destructivo. Ella había ya entrado en el estado mental que preconizó su personaje de "Lilith", donde desde que sé la que en un principio me pareció increíble historia, veo el desarrollo de la relación entre ambos, trocando a Warren Beatty por Ricardo Franco.
Tras leer a Molina Foix me anoto que deberé ver su (acabado por otro a su muerte) "Lágrimas negras", haciéndolo en clave de su relación con la actriz norteamericana.
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