miércoles, 25 de abril de 2018

El cadáver exquisito

Pues vista ahora me sigue gustando mucho "El cadáver exquisito (Vicente Aranda, 1969: "Las crueles", se acabó llamando por aquí), como en general todos esos films iniciales de Vicente Aranda, impregnados del mundo de Gonzalo Suárez.
Sus 40 primeros minutos son deslumbrantes. Vemos un Tiburón negro soltando aire y bajando su posición gracias al impresionante sistema hidráulico del que hablábamos el otro día, mientras por la banda sonora suena una nota de órgano. La misteriosa y elegante dama (Capucine) que acompaña al conductor pasa a éste una misteriosa caja por la ventanilla del coche. El chico, también muy trajeado, la lleva con deferencia, mientras la cámara nos la enmarca en primer plano, para atraer y conducir aún más nuestra atención sobre ella. Corte y una lectura literaria en el interior de una oficina, que nos remite claramente a la escritura de Gonzalo Suárez, en un relato del cual se basa el film. A esa oficina de editorial llega la caja y al abrirla, se inicia un juego macabro que nos arrastrará por buena parte de la película.
No sólo por el cuento de Gonzalo Suárez es interesante. Vicente Aranda planificaba muy cinematográficamente sus escenas. El anónimo que sigue a la primera entrega macabra, con algo de canibalismo respirándose por la escena, se sumerge en el sonido televisivo de los tam-tam de "El hombre y la Tierra", el programa televisivo de Félix Rodriguez de la Fuente, que en ese momento figura estar pasándose en la televisión. Un primerísimo plano de otra caja, que tapa buena parte del cuadro, preside otra secuencia. Intranquiliza y hace presumir, claro, otra macabra entrega.
Pero hay más hallazgos de puesta en escena, como ese relato de los hechos por parte del personaje de Teresa Gimpera, explicando las acciones de Capucine y ella misma en Correos, de puro y magnífico cine negro. O ese (mucho más "Escuela de Barcelona") découpage del cuerpo desnudo de la chica a lo "La femme mariée".
Película feminista "avant la lettre", "Las crueles/ El cadáver exquisito" contiene además para gente de mi generación, aunque quizás no tanto como "Fata Morgana", una serie de (re)descubrimientos de la Barcelona de la época que hacen, si no se dispone de la pasión que un Ramón Freixa mantenía con respecto a Aranda, o el interés que yo mismo otorgo a su primera forma de hacer cine, provechosa también para ellos la sesión. He anotado unos cuantos, pero seguro que otros pescarán más sitios, quizás de fuera de Barcelona, seguro de bares del momento, que yo no practicaba. Ahí van:
- Un quiosco de la Rambla rebosante de libros y revistas.
- Un camión plateado de la basura de esos Pegaso haciendo su trabajo por Juan Sebastián Bach, pero en dirección contraria a la actual.
- Lo anterior y una pequeña terraza exterior me lleva a pensar si la casa del protagonista no sería la de Bofill por la plaza Matabeatas.
- La Central de Correos y una recogida de un paquete postal (en una escena en la que siempre me sorprendió la rapidez del servicio)
- Una típica comisaría con grises y con Luis Ciges de ayudante del comisario, lamentablemente doblado por otro actor.
- Una cabina telefónica en la que Teresa Gimpera, para disimular, llama a aquel número, entonces tan típico, de las señales horarias.
- Un portero que, precisión sociológica y conocimiento del paño por parte de los guionistas o del propio Suárez, había estado en el cuerpo de policía y le quedan resabios de ello.
- Un campo de aeromodelismo, pero no es Montjuic, aunque luego ella baje por una escalera que sí lo parece. Quizás rodaron la escena en el Golf del Prat.
- La torre de Eina (que fue muy utilizada en la época para varios rodajes)
- Y un parque que me parece que era el de los jardines de Pedralbes, pero que también podría ser el Turó Park, con esos pequeños pivotes blancos para separar los caminos de los parterres con hierba.
No está nada mal...

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