domingo, 29 de abril de 2018

L'amant d'un jour

Yo veo y me explico la evolución de Philippe Garrel, siempre presente como un referente a no perder, así: Primero nos lanza toda una serie de películas experimentales, que para mí resultaron todas ellas de difícil digestión, con la salvedad de una gema única, irrepetible (imposible de explicar la razón de su enorme repercusión emotiva, que aún me dura), como "La cicatriz interior". Llegado un momento, sin avisar, su cine cambia, virando hacia lo intimista. Una larga serie de películas en blanco y negro le tienen entonces a él, sus mujeres y sus dramáticos recuerdos de lo vivido como puntos centrales. Difíciles de entrar en ellas al 100%, quizás en parte porque en muchas ocasiones se tenían que ver en versión original a palo seco o en circunstancias adversas. Fue pasando el tiempo y siguió igual, pero haciendo entrar a la generación de sus hijos -y a ellos mismos- como actores de sus historias.
En sus dos últimos films la claridad expositiva es total, o al menos mis entendederas han dado un paso firme adelante impresionante con respecto a sus anteriores películas. En la anterior entró Jean-Claude Carrière a colaborar con él -quizás ya exhaustas sus historias- en el guión, lo que también debe ayudar en este sentido.
Anoche, en el Festival D'A pasaron la última de Philippe Garrel, "L'amant d'un jour" (2017), con su familia repartida por el equipo (una de las dos protagonistas, su hija Esther), ayuda en el guión de Jean-Claude Carrière y un cierto regreso al espíritu de la auténtica Nouvelle Vague, con un aire de cuento moral (en esta ocasión sobre la fidelidad), voz en off de una narradora, aclarándonos lo que piensa uno u otra tras una situación, etc.
Aparentará quizás ser una historia más banal, amable, pero de tanto en tanto aparece una chispa que deja ver que el drama puede estar a la vuelta de la esquina. Una u otra protagonista entonces llora y un servidor no ve a una actriz interpretando muy bien su personaje, sino que se la cree a pies juntillas, permitiendo de esa forma seguir vibrando con la visión de la película.
Iba viendo antes de empezar la proyección del largo patchword compuesto de cortas escenas de todas las películas del festival y, apesadumbrado, me iba diciendo que apenas se distinguía por ahí alguna que te resultase diferente, preguntándome si sólo iba a dar con películas, en su caso, bien hechas, pero que ya te las sabes desde su comienzo, sin hacerte vibrar con su visión. Pues bien, no: Aquí está Garrel para evitarlo.


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