Pues que creo que sí me ha llegado esta última película de Gonzalo García Pelayo, "Mujeres heridas"(2016), empezando por la fuerza de su título. Y era difícil para mí, que generalmente huyo de introspecciones verbalizadas, que suelen indisponerme con facilidad. No me veo yendo al psicoanalista, y menos escuchando lo que se debe decir desde el diván de un psicoanalista.
En su proceso de recuperación de sí mismo como director de cine, ahora reinventado, con la machada de tres películas rodadas al unísono este verano, y aquí la tercera, en esta ocasión GGP planta la cámara ante mujeres hablando de las marcas del amor en la edad adulta y, como en otras de sus últimas películas, iba a decir que se queda ahí admirado de todo lo que le pasa por ahí delante, y quiere traspasarnos ese sentimiento a los espectadores, pero estaría faltando a la verdad, porque no se planta ahí pasivamente, ni mucho menos: Hace por el contrario todo un caldo en el que se da el mismo valor -porque todo contribuye a la idea- a la imagen de mujeres (alguna tan próxima como su hija) explicándose, textos de un supuesto blog consultorio que circulan por la pantalla, recitados y lecturas, rótulos con versos que sustituyen por momentos a los habituales primerísimos planos escrutadores de ojos y hasta la misma música, recuperando felizmente al Fernando Arduán de "Alegrías de Cádiz" para que toque y cante unas cuantas canciones.
Se alcanza con todo ello, o al menos a mí me ha ocurrido, una extraña compenetración con estas mujeres de madurez felizmente asumida y todo lo que explican.
Si alguien tiene el momento para ver cómo les resulta la experiencia y quiere sumergirse en todo un mundo de primeros planos desentrañando la profunda emoción de la evocación, de reflexión y poesía, el enlace siguiente lleva a la película:
Susana López Corcuera, una de las protagonistas de la sesión. |
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