Cuando justo antes de empezar la sesión le he recriminado un poco a Esteve Riambau la película que habían escogido en la Filmoteca para ser acompañada por la presentación y el coloquio de Frederick Wiseman, porque era, sobre el papel, la que por su tema menos me interesaba, me ha respondido que me equivocaba. Como ha visto y disfrutado hace poco con “The Wire”, para convencerme, me ha dicho que ese era el “The Wire” de Wiseman.
Tenía razón. “Law and Order” (1969), acompañando a las patrullas de la policía de Kansas City durante un buen período de tiempo, es una notable película, que me ha recordado en su inicio (pase de diapositivas y entrevistas a arrestados) a los films “judiciales” de Depardon, pero con el inequívoco aire de viveza de los documentales norteamericanos de la década de los 60. La cámara, bastante inquieta porque la actividad que persigue lo es, capta detenciones, registros con derribo de puertas, recogida de borrachos, pacificación de discusiones familiares o hasta cómo los policías se hacen cargo, tranquilizándola a base de chocolatinas, de una niña perdida. Lo presentado, fruto de las cien horas acumuladas en el rodaje durante ocho días, y del consecuente montaje realizado durante siete largos meses, va desde la prepotencia y hasta maltrato perpetrado por la policía hasta acciones correctísimas, a agradecer.
Un Wiseman que daba toda la impresión que ya había respondido muchas veces a todas las preguntas que se le podían poner, ha mantenido pacientemente tras la proyección un largo coloquio. Alguna cosa que me ha interesado y he retenido:
- Nixon (aparece en un mitin en el film) tuvo el cinismo de presentarse a las elecciones recalcando que lo que hacía falta era recuperar la ley y el orden, para poder pasear sin miedo por las calles. Wiseman cree haber mostrado la miseria y problemas sociales que hay realmente detrás.
- No es consciente de haber sido influido por otros documentalistas
- Donde ha aprendido mucho ha sido montando sus propios films. En ese trabajo se echan en falta muchas cosas que se deberían haberse grabado, y eso se tiene muy presente en el siguiente rodaje...
- No está nada interesado en volver a rodar veinte, treinta o cuarenta años después una de las instituciones que ya ha rodado. Prefiere hacer cosas nuevas.
Esta última declaración deja claro y muy a salvo el espíritu de este gran documentalita con ya nada menos que cincuenta años de trabajos a sus espaldas. No hay que temer su rendición a la apatía: Ya tiene casi lista una nueva película para presentarnos.
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