viernes, 13 de mayo de 2016

Aspen


Siendo un documental sobre el más famoso centro de esquí, "Aspen" (Frederick Wiseman, 1991) empieza de una forma sorprendente: Un encuentro religioso matutino. Una serie de personas, la mayoría sacerdotes, inician una ceremonia religiosa. La siguiente escena nos muestra unos trabajos ganaderos en un valle, para luego, tras ver en el aire unos globos, pasar a la barquilla de uno de ellos, donde presenciamos una ceremonia de boda. Sigue la visión de unas montañas nevadas y sóloentonces empezamos a ver esquiadores evolucionando. Más adelante daremos sentido a ese principio.
La visión de los esquiadores es inicialmente como la de hormigas por parte de un entomólogo, viendo su ajetreo y espíritu gregario. Pero entre toma y toma se van introduciendo escenas sobre cómo ocupan el tiempo de ocio en la ciudad los visitantes, o incluso luego los que viven ahí, ocupándose, supongo, de todos los servicios. Paulatinamente la densidad de escenas de discusiones, sermones o simples comeduras de coco con base supuestamente religiosa va incrementándose, llegándose a la curiosa sensación -¡en una película sobre un centro de esquí!- de un cierto ahogo por tanta presencia de lo divino en las ideas expresadas, por tanta carcundia.
Si alguien quiere verla el próximo martes 17, en que la vuelven a pasar en la Filmoteca, debe ir precavido. Va a entrar, mediante una película en colores, pero con la reducida pantalla casi cuadrada del 16mm, en una inmersión completa sobre las bases ideológicas y de intereses de buena parte de la sociedad norteamericana. Hay que ir con espíritu de estudioso y no desesperarse: eso es lo que hay. Y en 146 minutos para que nos podamos dar cuenta.
(El barbudo de la imagen me dio toda la impresión de que estaba engatusando al incauto de la gorra, con problemas de próstata, haciéndole entrar en toda una ridícula demostración cibernética)

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