miércoles, 19 de agosto de 2015

Me enveneno de azules



Anoche quedé abducido viendo por la 2 de TVE "Me enveneno de azules" (Francisco Regueiro, 1969), con su cámara siempre en movimiento por raíles o a mano siguiendo las evoluciones -mientras en la banda sonora suena una y otra vez la séptima sinfonía de Beethoven- del personaje interpretado por Junior, un indeciso adolescente que vuelve al Madrid de 1969 los días en que los norteamericanos llegan por primera vez a la luna. Regresa de vivir, ajeno a todo, en París, y nada más llegar se ve, por como abraza a una amiga, que ha pasado ahí el mayo del 68.
Por algún momento asoma la sombra de "Teorema", sale una Charo López muy guapa y hasta Jaime Chávarri haciendo de un supuesto montador. No es una película cainista o parricida, porque da la impresión de que quien ha dado el primer golpe ha sido el padre robándole la novia a su hijo, como si se quisiera evidenciar que toda una generación en el poder se aggiorna para seguir ahí, apoyada por buena parte de sus vástagos.


En su día era una película casi fantasma, apenas vista, y supongo que habrá aburrido a muchos de sus espectadores actuales, que habrán abandonado en buen porcentaje su sofá o butaca de enfrente del televisor. A mi me ha reforzado la idea de que hay más cine en esos primeros Regueiros -uno de los más inteligentes y punzantes directores de cine español- que en casi toda la producción de los graduados en las escuelas oficiales de cine actuales.

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