Poniéndome estupendo, tuve por aquí la osadía de objetar el uso del calificativo de “bonito” cuando se quería hablar de algo bello. Producto lo mío –no encuentro otra escusa– de malas lecturas… Pues bien, leo ahora, en el libro que reseñaré pronto (René Predal. “Esthétique de la mise en scéne”. Éditions du Cerf y Corlet Publications, 2007), una definición confrontada muy práctica de ambas palabras. Prédal las da cuando está hablando de dos cines extremos, opuestos, pero muy distintos de los habituales, los de Robbe-Grillet y de Garrel. Ahí va:
“Visiblemente la Belleza puede tomar formas extremas y es forzosamente perturbadora. Lo Bonito, al contrario, es tranquilizador, consensual y está generalizado en todo el resto de cine.”
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