martes, 21 de octubre de 2014

We were comunists


Que la situación del Líbano (y me temo que de todo el Próximo Oriente) ha sido y es extremadamente confusa se confirma desde luego viendo “We were communists” (Maher Abi Samra, 2010), que ha pasado hoy el BEC en su ciclo “Mirades” sobre el documental árabe.
Nada más arrancar, cuatro hombres se presentan uno a uno ante la cámara, dan su filiación y explican por qué entraron en el partido comunista. Sus voces acaban entrecruzándose, como lo han hecho sus vidas desde que en 1982, para oponerse a la ocupación israelí, decidieron afiliarse al partido, un partido que intentaba amalgamar, trabajar, con compromiso laico, entre los diferentes sectores.
Uno de ellos, el realizador, explica su recorrido, al tiempo que va recogiendo las reflexiones actuales de sus antiguos compañeros sobre su pasado y su presente, ya totalmente atomizado (son 18 los grupos que se reparten la influencia sobre las diferentes zonas del territorio). Son reflexiones muy meditadas, que en muchos de sus aspectos se le escapan a un espectador como yo, que apenas si sigue las escasas noticias que llegan a Occidente, siempre atrozmente -cuando no tendenciosamente- simplificadoras. Están tomadas en edificios vacíos, en circulación constante en coche por carreteras en ocasiones envueltas en nieblas como las del fotograma que cuelgo, de tanto en tanto interrumpidos por un control de una fuerza inidentificada, que colapsa la grabación, o incluso desde la distancia del interior de un coche, sin llegar a oír lo que dicen, pero notando la presencia de las enormes montañas de telón de fondo. La forma de la película, con este tipo de cosas, refleja muy bien esa sensación de errancia, de intento de regreso al pueblo natal, donde hallar la paz, y, a la vez, de panorama ininteligible, de más que difícil resolución.
Me quedo, para tormento propio, con la desesperanzada reflexión de un espectador del film, conocedor de la región y sus diferentes intereses en juego. Según él, esas fuerzas laicas que veían un futuro esperanzador para el país, son desgraciadamente equivalentes a esos israelíes laicos partidarios de un acuerdo pacífico con los palestinos para convivir con el reconocimiento mutuo en el mismo territorio: especies en peligro de extinción.

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