jueves, 11 de abril de 2013

Invisible

Xcèntric está presentando nuevas películas españolas, que sólo pueden verse en ciertos festivales, producidas casi únicamente a base del aire que les ha insuflado su realizador. Son películas esperadas por un público que ha oído hablar de ellas a través de unas pocas redes, formándose unas expectativas que explosionan cuando algún gurú de estas cosas se hace eco de ellas y las alaba.
Hoy Víctor Iriarte ha mostrado en el auditorio del CCCB su “Invisible”, que bate records en cuanto a producción low cost. Es toda una historia de (des)amor, pero narrada, salvo una toma exterior final, a base de imágenes de una cantante haciendo pruebas en una cabina de grabación (Mursego: Maite Arroitajauregi) y mucha pantalla en negro con un juego de narración y diálogos en intertítulos, que sugieren la historia que no vemos, haciendo volar la imaginación del espectador.
Que nadie espere ni un movimiento de cámara osado (o no osado): Cámara quieta, en planos cercanos a esa mujer orquesta que es Maite, interpretando diversos instrumentos, incluida su voz, y pantalla en negro de tanto en tanto punteada por flashes en rojo (no en vano se evoca también a una historia de vampiros). Y, sin embargo, ahí está, dispuesta a –si se resiste el envite- interesar.
Entra en toda esta nueva corriente de películas que quedan encuadradas dentro del paraguas del documental, pero que llevan dentro una buena historia. Autobiográfica, a la vez muy diferente y muy parecida a “Mapa” (León Siminiani, 2012), narra idéntica historia y, curiosamente, podría actuar perfectamente como una especie de banda sonora de sus imágenes.

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