viernes, 20 de noviembre de 2015

Cortos en el Panorama de L'Alternativa

Antes de iniciar la sesión, en el teatro del CCCB.

Visto el nivel de la sesión de esta tarde de cortometrajes en la sección “Panorama” del festival “L’Alternativa”, tengo cierto complejo de culpa por no haber planificado asistir a más. Han sido tres los hoy visibles:
Ricardo Perea y Julio Lamaña, con el Cerro de Bogotá coronado por el Santuario del Señor de Monserrate.

“Sin Título” (Julio Lamaña y Ricardo Perea, 19 minutos) es lo que ellos llaman un “oiga-vea”, sonido e imagen (blanco y negro) registrados por separado y luego intentando crear un sólido conjunto. Con la subida al Santuario del Señor de Montserrate de Bogotá como tema central, deja traslucir la sorpresa, y unos ojos y oídos abiertos ante toda una realidad casi inalcanzable de tan extensa.
Una de las imágenes casi oníricas de tan bellas, del final de "El juego del escondite"

“El juego del escondite” (David Muñoz, 23 minutos) está rodado en un campo de refugiados sirios en el Líbano. Siguiendo a unos pocos personajes del mismo, va desde el testimonio hasta la poesía. Tiene la peculiaridad de que sus autores han dejado a propósito sus comentarios previos y posteriores a las tomas y todo aquello que denota que se está haciendo un film, lo que obliga al espectador a resituarse continuamente, sin dejarse llevar mansamente por lo que ve.
Antonio López trabajando sin descanso su última pieza para una exposición en "Elhombre tumbado"

Por último, “El hombre tumbado” (Nicolás Muñoz, 30 minutos) sigue los trabajos de los tres días previos y hasta llegar a la inauguración de la exposición del pintor y escultor Antonio López en el Thyssen de Madrid. Una forma muy curiosa de presentarnos el carácter del personaje (retocando una pieza escultórica hasta el último momento) y su entorno.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Police sur la ville

Bruno Barbey hizo esta foto en el mayo del 68. Una barricada para parar a la policía.

Police sur la ville


Bruno Barbey hizo esta foto en el mayo del 68. Una barricada para parar a la policía. Se trata del cartel de "Madigan" (Don Siegel, 1968), que aquí se llamó "Brigada criminal"

 

lunes, 9 de noviembre de 2015

Orlando Ferito

Josep Torrell presentando a Antonio Giménez Merino, muy cariacontecido a su lado.
El de ayer noche fue, creo, un buen colofón para el ciclo "Pasoliniana" de la Filmoteca. La idea del Projecte Pasolini Barcelona era traer a su realizador, Vincent Dieutre, para presentar la película, pero al no poder ser, ¿quién mejor que Antonio Giménez Merino para hacerlo? "Orlando Ferito" (2013), que tampoco se había estrenado en España -ni al parecer en ningún otro sitio, y tan sólo ha pasado por algún festival-, sostiene la tesis de que Pasolini había sido muy pesimista en su artículo de los "Escritos Corsarios" sobre la muerte de las luciérnagas, una metáfora sobre la completa destrucción de todo un mundo, vencido a manos de una terrible igualación, a manos del consumismo. Según Dieutre, que lo comenta en la omnipresente voz en off del film, ha habido, evidentemente, destrucción, pero también quedan pequeñas luciérnagas, pequeños puntos de luz, y sólo hace falta que nos desplacemos al punto adecuado para observarlas. Hay que mantener el pesimismo, pero un pesimismo organizado. Hay que sostener la revuelta de las pequeñas ciudades europeas contra Europa, por Europa.

El taller de los pupi sicilianos en una escena del film.
El propio Vincent Dieutre emprende su búsqueda en Sicilia. En Palermo se encuentra, nada más llegar, con la primera manifestación a favor de la causa gay que tiene lugar en la isla, siempre respetuosa de la sexualidad oficial. Entonces emprende un recorrido personal, citándose con diversos amantes, desplazándose también hasta Lampedusa, donde se entrevista con gente que se ha lanzado a ayudar a quienes llegan, en condiciones deplorables, a través del mar, en unas barcazas que una de las imágenes más discretas, pero a la vez más intensas del film muestran, como si no quisiera la cosa, destrozadas y apiladas ocupando toda una playa de su capital. Estos itinerarios y reflexiones las entremezcla Dieutre con una provechosa entrevista a Didi Huberman sobre el tema y con una fábula representada por los pupi sicilianos: Orlando está herido en el castillo de las mentiras. Ha sucedido la destrucción de la experiencia. ¿Cómo rescatarlo?
Vincent Dietre se despide de uno de sus amantes. Una de las luciérnagas que él encuentra por Sicilia.
Josep Torrell ha presentado a Antonio Giménez Merino como uno de los pocos divulgadores del pensamiento de Pasolini en el mundo universitario. "Con su cara seria -ha explicado- va con todas sus películas en un maletín. Saca una de ellas y les pregunta si la quieren ver. Esa estrategia ha complementado y hecho llegar las ideas de Pasolini seguramente a entornos donde la revista ahora electrónica, "Mientras tanto", de la que es uno de sus máximos redactores, no llega.
Un travesti que aparece en "Orlando Ferito"
Antonio Giménez Merino ha estado, por su parte, entrañable a la vez que claro y certero. Ha empezado por negar el pesimismo de Pasolini, señalando que en varios artículos y por su comportamiento personal ya sostenía la tesis de la película. Luego ha desarrollado una idea fundamental, que es la que, de alguna forma, también sugiere "Orlando Ferito": El problema no está en el Palacio. El problema está en la plaza... Y muy oportunamente ha señalado que habría que empezar por tener nuevas formas de expresarse, que acaben con un neoliberalismo que va impregnando hasta el lenguaje. Acabar con que la gente hable de sí misma llamándose "emprendedor", por ejemplo.
Vincent Dieutre lee y anota su librito de Didi Huberman, "Supervivencia de las luciérnagas".

Un lugar en el cine


Alberto Morais, con cara de satisfacción, entrando en la sala con Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya.
 “Un lugar en el cine” (Alberto Morais, 2007) arranca ante el portal de la casa de donde salía Anna Magnani desesperada tras un camión en “Roma, città aperta”. Morais sitúa esta película de Rossellini como punto de partida de un cine en busca de la realidad, el que derivaría en el Neorrealismo, y que entrando en la modernidad daría a cineastas como Pasolini, Angelopoulos o Érice, los protagonistas absolutos de la película.
Pere Alberó introducciendo a Morais y su película. Este último ha iniciado su presentación señalando a Alberó como persona clave para la existencia del film, por cuanto fue quien le introdujo a Angelopoulos y ayudó a convencer a Érice para que también interviniera.
“Que te escondas, que aparezcas, que ataques”. Así explica Teo Angelopoulos en el film lo que se espera de la guerrilla, aplicable por completo a los creadores de este tipo de cine. Han pasado unos cuantos años desde el rodaje de las conversaciones con los dos cineastas entonces vivos y con Nico Naldini, con Tonino Guerra,… que hablan de Pasolini. Estos años dan la impresión de haber acabado con las tropas regulares de cineastas de esta corriente, y ya sólo quedan aisladas guerrillas, casi sin contacto entre sí y con su público. El film, mal que bien, se estrenó –ha explicado Morais- en Barcelona, Madrid y Valencia en su momento. ¿Lo habría hecho hoy con normalidad?
El portal de donde sale el personaje de Anna Magnani corriendo, los últimos días de su vida, en la página de "Roma, si gira" (D'Avino / Rumori, Gremese, 2012). También es protagonista de los primeros minutos de "Un lugar en el cine".
Morais, muy satisfecho de presentar la película en su lugar natural, el lugar del cine, la Filmoteca, lo ha hecho este domingo dentro del ciclo “Pasoliniana” propuesto por el Projecte Pasolini Barcelona. Era la penúltima de sus sesiones.
Víctor Érice, en una estación de tren cercana a Hoyuelos, haciendo sus declaraciones para la película. Unas declaraciones, como siempre en él, de una claridad y certeza admirables.

Alberto Morais tomando la palabra.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Sesión doble en Pasoliniana

Hoy domingo la Filmoteca da por finalizado el ciclo que le propuso el Projecte Pasolini Barcelona, "Pasoliniana", con otra sesión doble: A las 16,30 h, Alberto Moráis viene a presentar su primer largometraje, "Un lugar en el cine" (2007). A las 19,30h, por su parte, Antonio Giménez Merino presentará el estreno de "Orlando Ferito" (Vincent Dieutre, 2013).

El film de Alberto Moráis se inicia con el recuerdo del Neorrealismo, para dar luego la palabra a Víctor Érice, Teo Angelopoulos, Ninetto Davoli y Tonino Guerra. El film habla de la necesaria resistencia del cine comprometido con la realidad. Una batalla difícil, si se tiene en cuenta que creo que vi la película en su cine de estreno, hoy desaparecido, y estaría por ver si hoy en día "Un lugar en el cine", tal como están las cosas, llegaría a estrenarse en una sala comercial. Y no por falta de interés de la película, desde luego.

Finalmente no ha sido posible la venida del realizador para la presentación de su película pero, eso dicho, sería difícil pensar en alguien mejor que Antonio Giménez Merino para el cierre del ciclo, y sobre todo cuando en "Orlando Ferito", al margen de su fantasiosa trama con los pupi -las famosas marionetas sicilianas- por el medio, aparece una entrevista en la que el filósofo Didi-Huberman habla de la desaparición de las luciérnagas de que hablara Pasolini en uno de sus escritos corsarios, y todo el film parece estar enfocado en la búsqueda de las luciérnagas que sobreviven. Ese fue uno de los temas principales de la primera conferencia del ppb en el Istituto Italiano di Cultura, en la que Antoni Giménez Merino nos dejó boquiabiertos, admirados, a todos.

Sette opere di misericordia

Ésta es la “Sette opere di misericordia” de Caravaggio, pintura colgada en una pared de la iglesia del Pio Monte di Misericordia de Nápoles. Allí puede verse directamente, sentado en un banco de la iglesia (está en un altar frontal de la izquierda) o, mucho mejor, puede irse a un piso superior desde el que llega a divisarse, mediante un efecto escenográfico impresionante, en plan casi cenital.
Arriba, rodeada de ángeles, la virgen y el niño contemplan diversas escenas, como a una mujer que da el pecho a un prisionero (Visitar a los que sufren pena de prisión / Dar de comer a los hambrientos), a un caballero que cede su capa a un hombre con el torso descubierto (Vestir a los que van desnudos) o a un par de hombres dispuestos a enterrar a un muerto –aunque a éste sólo se le vean los pies-.
Hoy, en la Filmoteca, en el “Pasoliniana” se ha pasado la película de 2011 de Gianluca y Massimiliano De Serio del mismo título, originada –según sus declaraciones- por la visión de este cuadro. En ambos, cuadro y película, señalan, tocándose un tema aparentemente espiritual, se efectúa un retrato de la sociedad de cada época, justo a través de esos cuerpos representados. A nuestra época, la de la película, correspondían esos personajes dejados de la mano de dios y de sus semejantes, esforzándose cada uno de ellos, buscando un camino, una salida. La inmigrante moldava Luminita se topa en su camino con el viejo Antonio. Un choque en un camino de iluminación que es la película.
Me ha satisfecho la sesión. Ha acudido bastante gente (hasta he llegado a conocer “en persona” a una amiga del Facebook), muchos espectadores se han quedado a los escasos minutos de discusión en la sala posteriores a la proyección y, lo que es más importante -confirmando que se trata de un film muy apto para su pase por cine clubs- en el vestíbulo de la Filmoteca y luego en un café cercano, donde unos explicaban a los otros aquellos detalles argumentales que habían quedado oscuros. Ha habido reacciones de todos los colores. Desde una persona que había quedado impresionada por la “preciosidad” de la película, una “hermosura” que ha justificado con voz pausada, admirada, exponiendo diversos argumentos e interpretaciones sobre su significado último, hasta algún miembro del Projecte Pasolini Barcelona que no la ha disfrutado al encontrarla –y también entiendo su postura- muy constreñida a un guión previo, sin aire para dejar respirar cinematográficamente lo inesperado, u otro que, demasiado sujeta a esa cintura, “no se la ha creído”. Posiblemente veía demasiado que era cine.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Sette opere di Misericordia


Un thriller moral. Así, con este feliz slogan para quitarle hierro a su propuesta y añadirle un cierto condimento ligero que la haga más atractiva al gran público, califican los hermanos De Serio a su "Sette opere di Misericordia" (2011), la ya antepenúltima propuesta de la "Pasoliniana" del Projecte Pasolini Barcelona, que se verá hoy sábado en la Filmoteca a las 19 h.
Es también el emotivo choque en el camino entre dos cuerpos, la inmigrante moldava que tiene un plan Luminita, con un rostro digno de Piero della Francesca (Olimpia Melinte), y un anciano que sobrevive cultivando un campo a las afueras de Turín, Antonio (el enorme actor, que vale por sí sólo por toda la película, Roberto Herlitzka), ambos fotografiados por Piero Basso en un film en el que la luz es también una gran protagonista, y contada toda la historia -llena, como no podía ser de otra manera, de claroscuros- a través de una estructura marcada, las más de las veces en forma irónica, por siete capítulos: cada una de las siete obras de misericordia que -¿te acuerdas?- debía hacer durante su vida todo buen cristiano para poder acceder a su muerte al cielo.
En el festival de Locarno del 2011 un jurado de la Federación Internacional de Cineclubs del que formaba parte gracias a la Federación Catalana, valorando entre otras cosas la minuciosa planificación en cuanto a estructura y composición en el cuadro de esos neófitos en una película que va iluminándose y creciendo a la medida que aumenta su metraje, le concedió el Premio Quijote. En el reglamento de ese premio consta el que sería distribuida por la red de cineclubs. Por cuestiones económicas no se ha conseguido ese objetivo. Por ese motivo estoy personalmente muy satisfecho de que el ppb la haya programado. Como lo fue ayer "Three sisters", es casi una primicia. Que yo sepa en España sólo se ha visto hasta ahora en el Festival De Gijón y en una Semana de Cine Italiano.
Lamentablemente, una vez superadas las dificultades económicas para la venida de al menos un De Serio a la sesión, el cruzamiento de películas en la parrilla de hoy de la Filmoteca no dejaba más que unos escasos quince minutos para su eventual presentación y coloquio, y nos parecía mal traerlos para decirles -a ellos, que son de natural expansivos hablando- que no tenían más tiempo. Como la he visto un par de veces, he hablado ocasionalmente con ellos y he mirado los coloquios de la película en los que aparecen y que han colgado por la red, procuraré dar yo mismo a vuela pluma, aunque no sea evidentemente lo mismo, algunas claves para que los que asistan a la sesión se vuelvan a casa valorando la película -bien o mal- aderezando las sensaciones adquiridas con ellas.

Dos películas más en la Pasoliniana


Con tanta sesión y tan seguida, hoy me he olvidado en casa la tableta, con lo que no he podido hacer fotos del programa doble de la “Pasoliniana” de la Filmoteca. Las fotos tomadas en la sala son esta vez de Mumma Sabater.
Pere Alberó habla de sus intenciones al hacer el film, mientras Stefano Puddu, que le ha presentado a él y al ppb, reflexiona algo repantingado.

Ha sido un programa doble coherente, constituido por dos documentales que bucean en un mundo rural casi olvidado. La proyección de “Oliete. Un pueblo de otra España” (Pere Alberó, 2003) ha tenido el aliciente adicional de atraer a buena parte de la colonia de Oliete en Barcelona, que se ha visto numerosa. Ya mucho antes de la sesión en el hall de la Filmoteca ha ido apareciendo ese alegre paisanaje (primera foto). La de “Three sisters” (Wang Bing, 2012) se ha prolongado hasta la medianoche. Aún con cierto duelo contra el sueño, yo diría que los espectadores han aguantado en general valientemente sus casi tres horas hasta su final.
Fotografía de Oliete sacada del blog Rodando por libre.

La excusa para programarlas en el ciclo del Projecte Pasolini Barcelona era que ambas ahondaban en ese mundo antiguo del que Pasolini anunció la desaparición. Una observación que no debe dejar de hacerse es que el lamento por el mundo antiguo perdido puede tener su lógica, pero también ambas dejan apreciar, por lo que de él aún es visible, su extrema dureza.
Manel Ollé en la mesa junto a Pere Alberó.

Pere Alberó ha hecho una sentida y bella presentación, predisponiendo a favor a toda la gente con su película. Ha hablado de su intento de atrapar con una cámara esa luz, esos sonidos, esos detalles de un mundo ya de otra época. Ahora todo eso, junto a Casanova –el pastor- y todos los demás que aparecen en la película, queda registrado en el film, confirmando el poder documental que le asiste.
Pisoteando frutas y patatas para que sirvan de comida para ocas y gallinas. El patio de la casa de la tía de las "Three sisters".

Manel Ollé, en los cortísimos cinco minutos que le han únicamente permitido la longitud de “Three Sisters” y el cruzamiento de la parrilla de programación, ha situado muy bien, al margen de las diferentes rutas que transitan los documentales de Bing, la apuesta de su film. Un film que personalmente me tiene, empezando por el personaje de esa niña de diez años que hace a la vez de madre y operaria agrícola y ganadera, el corazón robado. También he notado que la miseria en que se desenvuelven diariamente las tres niñas protagonistas ha dejado, en general, el corazón encogido a todos los espectadores. Dos momentos: Una vendedora ambulante se aposenta a las puertas de la escuela, y se hace de oro vendiendo chucherías a todos los alumnos. La protagonista asiste con los ojos desorbitados a las transacciones pero, falta de dinero, no puede comprar ni una bolsa. El segundo más que un momento es todo un trozo del film: El padre se lleva a sus dos hijas pequeñas (de 6 y 4 años) a la ciudad, dejando a la mayor (de 10 años) trabajando para sacar adelante la mísera explotación con su abuelo. Se ve a ella por la noche, sin sus hermanas, trasmitiendo algo más que una enorme, aunque resignada, soledad.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Dos documentales en la "Pasoliniana" de la Filmoteca.


Se acumula el trabajo. Aún sin contar con la concentración de muestras cinematográficas, presentaciones de libros o exposiciones y conferencias que cae por la ciudad en este periodo, el propio Projecte Pasolini Barcelona hace hoy viernes doblete en su ciclo "Pasoliniana" de la Filmoteca. El azar de la parrilla de exhibición ha hecho que coincidan en el mismo día dos películas, dos documentales, que exploran si aún hoy pervive algo de ese mundo antiguo cuya desaparición constató y expresó repetidamente Pasolini.

En primera sesión, a las 17h, será Pere Alberó quien presentará "Oliete. Un pueblo de otra España" (2003). Alberó (que fue asistente de dirección en varias películas de Theo Angelopoulos –fotografía de los dos de la web del realizador-, que está estos días haciendo bolos de su montaje teatral "Pasolini Corsario" y que presentó hace unos meses junto a Elena Vilallonga la sugestiva "Correspondencia filmada 2012-2015"), dice que filmó ese pueblo aragonés (que le debe todo inmemorialmente -hasta su nombre- a la producción de aceite de oliva y va viendo como no sólo se abandonan sus olivos, sino que también van desapareciendo sus habitantes) pensando constantemente en Pasolini.

En última sesión, a las 21,15h, Manel Ollé, profesor universitario de Historia y Cultura de la China Contemporánea (la foto es del Liber) presentará el estreno de "Three sisters", en la que una cámara siguió durante tres semanas, en un alejado pueblo de las montañas de la China interior, a una inolvidable cría de 12 años cuidando de sus hermanas de 8 y 4 y, mientras juegan, cuidando del ganado o ayudando en otras tareas del campo. En 2013, un jurado de la Federación Internacional de Cine clubs del que formé parte (¡gracias, Federació Catalana!), le otorgó el Premio Quijote. En la foto, Wang Bing sonriendo cuando le dije que la casa ante la que insospechadamente se había detenido, había sido del hijo de Charles Chaplin.


I Magi Randagi en "Pasoliniana"


Los tres payasos convocan por sus calles a los habitantes de Monte Feroce para contemplar en el circo a fieras de lo más salvajes, avisándoles de que les quitarán de la impresión el sueño. Toda esta parte inicial de "I Magi Randagi" (Sergio Citti, 1996) recuerda la inocencia -y a la vez la rudeza mental - de los personajes de la Trilogía de la Vida pasoliniana. Hay un quiebro, que lleva a la perdición a los hombres de circo, cuando les descubren a los habitantes que no hay fiera más feroz en el mundo que el hombre.

A continuación sigue la huida de los tres para no ser linchados por los que han pagado por entrar al circo, y su largo peregrinaje como los tres magos de pega en un pesebre viviente y en pos de una estrella danzarina que les conduce a un supuesto Belén. Es la parte más chusca del film, con bromas poco refinadas, de respuesta inmediata, con cierta reiteración, aunque de vez en cuando surgen proclamas que te hacen resituar y pensar que mediante esa forma se trasmite más de una idea, como ese "¡Amar lo que no cuesta nada!"

Es en el tercio final, casi acabada la errancia de los tres magos de estar por casa, cuando se entra en un festival que liga enormemente con el mundo pasoliniano, más allá del campesinado o del subproletariado. Aparece, arrancando unas coloristas fábulas, una posible virgen María en un descampado con fondo de pisos de viviendas sociales. Como previamente un vertedero te lleva a "Che cosa sono le nuvole?" (1967), un entorno de barracas con madona te retrotrae entonces "La Terra vista dalla luna" (también 1967), y empieza a salir un viejo actor conocido cada segundo: Laura Betti, Franco Citti, Nineto Davoli,...

Josep Torrell ha presentado esta cuarta sesión del "Pasoliniana" del ppb en la Filmoteca, regalando antes de ver el film una lección magistral sobre Sergio Citti y el propio Pasolini. Primero ha dejado claro que Citti es previo a Pasolini en muchas cosas, empezando por el idioma romanesco de sus novelas y primeras películas. Luego, para sorpresa de muchos, ha explicado que "Salò" era un proyecto que Sergio Citti dejó caer y entonces lo retomó Pasolini, quien luego se disponía a hacer "Porno-Teo-Kolossal", de cuyos materiales desechados sacó Citti su "Magi Randagi". Pero al margen de estas precisiones y cruces que sitúan a uno y a otro, ha asombrado con cosas como la lectura del artículo de Pasolini en defensa de la denostada primera película de Citti, "Ostia". Todo un manual de situación del propio Pasolini a favor de su gente y en contra de los críticos del otro lado de una barrera que sitúa claramente.
Luego, tomando unas cervezas, un estudioso italiano que en su juventud quedó fascinado por la visión de "I Magi Randagi", ha puesto un buen colofón a la noche hablando de lo que Pasolini le decía a Citti viendo lo que intentaba hacer para su "Ostia": "Deja de hacer de Bertolucci" -le reñía-, "Hazlo a tu aire".

jueves, 5 de noviembre de 2015

I magi randagi en Pasoliniana


Si se hubiera de buscar un heredero de las películas de Pasolini, sobre todo de las centradas en el mundo del subproletariado, o las de un humor específico, muy visible en alguno de sus cortometrajes o en la Trilogía de la Vida, seguramente aparecería el nombre de Sergio Citti. No en balde fue co-guinista de muchos de los films de Pasolini.
Hoy jueves, a las 20h, el Projecte Pasolini Barcelona presenta, dentro del ciclo “Pasoliniana” de la Filmoteca su “I Magi Randagi” (1996), protafonizada por unos Reyes Magos de pacotilla, procedentes del mundo del circo, errantes en busca de no se sabe muy bien qué, siguiendo una estrella del cielo.
La presentará y dirigirá su coloquio posterior Josep Torrell, posiblemente una de las personas que sabe más sobre Pasolini y lo que se ha cocido por su alrededor de por estos nuestros andurriales.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Profezia. L'Africa di Pasolin

"África empieza en la periferia de Roma". Esta frase e idea, que aparece un par de veces, justificaría muchas escenas de "Profezia. L'Africa di Pasolini" (Gianni Borgna, 2013), la película de hoy en el ciclo "Pasoliniana" del Projecte Pasolini Barcelona en la Filmoteca. Aún así, Jordi Balló, que ha efectuado una brillante presentación y conducción de coloquio, aportando mucho de su experiencia adquirida en los cuatro años de preparación de la exposición "Pasolini Roma", ha advertido del carácter expansivo de Borgna, y es verdad que el film se convierte en un contenedor que va sumando materiales de todo tipo hasta rebosar.
Arranca la película con unas escenas de "Accattone", mostrando cómo se ven sus escenarios del Pigneto hoy en día, y acaba de la misma forma, pero mostrando que el barrio, que parece el mismo, ya no lo es: todos sus habitantes han cambiado radicalmente. Son ahora, quizás, los del poema "Ali dagli occhi azzurri".

Pere Alberó presentando al ppb, el ciclo "Pasoliniana" y a Jordi Balló, a su derecha
Por el medio, Borgna coloca muchos trozos de documentales de y sobre Pasolini, muy interesantes, que desbordan de esa idea madre de la búsqueda por el tercer mundo de un mundo antiguo que ya no encontraba en los alrededores de Roma. Le vence la idea de recoger todo lo interesante, y no se olvida ni de un trozo del famoso discurso de Alberto Moravia en el funeral de Pasolini, en el que decía aquello de que Pasolini sería uno de los tres grandes poetas del siglo XX y que habría que preservar a los poetas.
Entre las cosas interesantes que ha explicado Balló, he anotado esa de que Borgna fue uno de los jóvenes comunistas que el PCI designó para controlar a Pasolini, y que éste no se alejase de la línea del partido. Está claro que quien acabó alejándose de la línea del partido para acercarse y ser amigo del poeta toda su vida fue él. Un gran especialista en música popular, un intelectual especial que -ha señalado para remarcarlo-, está enterrado en el precioso Cementerio Acatólico de Roma, justo el de la famosa foto de Pasolini delante de las "Cenizas de Gramsci".

Se oye la voz de Pasolini en esos documentales, narra un poco el film Dacia Maraini, y se leen textos escritos por Pasolini en la voz de Roberto Herlitzka, el gran actor de Bellocchio, que precisamente interpreta al protagonista de "Sette opere di misericordia", la película de los hermanos De Serio que se pasará el sábado en el ciclo "Pasoliniana". Continuará...

Balló presenta Profezia. L'Africa de Pasolini


En las elecciones municipales de 2011 Barcelona pierde la alcaldía socialista, que, con el apoyo de otras fuerzas de izquierda, había conservado desde 1979. La debacle incluye a la Diputación de Barcelona, tradicional plato de la balanza que, sumando a Barcelona, equilibraba la coloración política de una Cataluña escorada desde siempre (con la excepción del interregno del muy denostado mediáticamente gobierno tripartito) hacia Convergencia i Unió.
A finales de ese año, el cargo de director del CCCB, ocupado por Josep Ramoneda desde su fundación, no era renovado. Con él caía todo el equipo que se había hecho un prestigio a base de unas conferencias y debates por las que habían circulado buena parte de los pensadores más interesantes de todo el mundo, y unas exposiciones que van adquiriendo con el tiempo un recuerdo mítico.
En 2013, no obstante, abre sus puertas en el CCCB una exposición que enlaza con todas aquellas que fomentaron su fama: "Pasolini Roma", y los asiduos al CCCB nos pellizcamos pensando que a lo mejor no estaba todo perdido, y que pese a los cambios aún era posible una línea de programación como la que había tenido. Mirando quienes la habían organizado, no obstante, se acabó el engaño. Era el último producto surgido del anterior equipo. Junto a los nombres de Gianni Borgna y Alain Bergala aparece el de Jordi Balló, director de exposiciones durante la época Ramoneda.
Gianni Borgna, por su parte, forma el componente italiano dentro del trío de comisarios de la exposición. Gran conocedor de Pasolini, muestra en ese mismo 2013 "Profezia. L'Africa di Pasolini", sobre ese intento del cineasta de encontrar un mundo no maleado por el consumismo, que dio lugar a unos poco conocidos "apuntes" cinematográficos del realizador. En 2014 Gianni Borgna muere, víctima de una enfermedad.
Esta tarde, el Projecte Pasolini Barcelona presenta en el CCCB, a las 18,30h, "Profezia. L'Africa di Pasolini". Y será presentada por Jordi Balló.
(La foto de Jordi Balló corresponde a un video de una entrevista del propio CCCB)


martes, 3 de noviembre de 2015

Lo que tiene de Pasolini Guédiguian

Sí que hay cosas, muchas cosas, sacadas de Pasolini: su discurso por la tele; los "terrain vague", entre el puerto y las viviendas por las que continuamente circulan el autobús, el camión o los coches que toma prestados el protagonista; el descampado donde los chicos juegan al fútbol; los ragazzi di vita día tras día en el café, o haciendo trapicheos; los bailes a lo "Mamma Roma" o "Accattone"; los saltos desde un más que peligroso trampolín, similares a los de esta última película;...
Pero decididamente eso no hace a Guédiguian un Pasolini. "Dernier été" (1980) fue su primera película, y sus situaciones, personajes, me han resultado difícilmente emparejables y muy rudimentarios...
Para compensar, y poniendo muy altas las expectativas, lo que ha estado la mar de bien en esta sesión del "Pasoliniana" ha sido la presentación de Esteve Riambau, que ha valido por toda la sesión. Gran conocedor de Guédiguian, ha explicado que todo el mundo lo define por lo que se ve repetidamente en sus películas: Marsella, y más concretamente L'Estaque, el proletariado, el acento francés/italiano de la zona de películas como el "Toni" de Renoir,... Pero que lo que realmente marca de arriba a abajo a Guédiguian, su guía, son Pasolini y Brecht.
Y ha repasado luego, después de leer una antigua entrevista en la que sacaba detalles de su forma de trabajar, las cosas evidentemente pasolinianas de su película, como la mención a la muerte de una cultura de un mundo antiguo por el presente, la sacralización de sus personajes (hay una "piedad" evidente), la utilización de música clásica,...

Esteve Riambau con Guédiguian



Hoy, a las 18,30h, en el ciclo "Pasoliniana" que ha propuesto el Projecte Pasolini Barcelona a la Filmoteca, la película más antigua (1980) de todo un ciclo formado por películas actuales que, de alguna forma, dialogan con los temas de Pasolini. Y es que la primera película de Robert Guédiguian, aunque no sea de las más queridas por los amantes de su cine, ambienta en el barrio obrero de Marsella de L'Estaque (que es protagonista de buena parte de su filmografía) una historia, según parece, que sigue toda la peripecia del "Accattone" de Pasolini.
Yo, personalmente, no la he visto y, puestos a verla, la suerte es que Esteve Riambau, que fue quien escribió en 1999 un primer libro sobre el realizador, se ofreciera, además de aceptar la organización de todo el ciclo (y hemos podido ver el complejo trabajo que se pone en marcha para ello), a presentar él mismo la película.
La fotografía de Esteve Riambau leyendo un libro como si nada delante de la Filmoteca está sacada de una entrevista de la página de Taschenspiegel. Viene firmada por Ina Laiadhi/Sabine Bremer. Ignoro si ésta última fue quien la hizo.

lunes, 2 de noviembre de 2015

The river: de la novela al film


Sempre se descubre algo. En la sesión de cine-club de hoy de "El río" (Jean Renoir, 1951), un par de asistentes que habían leído la novela (cierto: dos mujeres, pues es el género femenino el que sigue leyendo mayoritariamente novela) me han dicho que dos personajes los incorporó por su cuenta Renoir a la película: los de Mr. John y su hija Melanie. Es de esas cosas significativas. Ambos son personajes puentes entre Occidente y la India, con dudas sobre a cuál de los dos mundos pertenecen. Él se casó con una hindú, y su hija, que ha ido a una escuela occidental se viste con un sari y expresa su voluntad de no quitárselo para cambiar por otro tipo de ropa ya nunca más.
Otro personaje también cambiado, me han comentado así mismo, es el de Valerie: de hermana mayor ha pasado a ser la hija del propietario de la fábrica. Supongo que Renoir, con Harriet, Valerie y Melanie ha querido representar tres facetas de un mismo carácter, la chica adolescente dejando atrás la pubertad.

El río


Entre Pasolini i otros cineastas dialogando con Pasolini, esta tarde Jean Renoir, y nada menos que "El río" (1951). Es un salto muy grande. Es verdad que siempre se dijo que Pasolini le daba un nuevo aire, una nueva vida al neorealismo, y que gente como Luchino Visconti fueron herederos directos del cine de Renoir. Pero el propio Pasolini se encargó de dejar claro que su cine, e incluso sus primeros films, dejaban atrás el neorealismo (estaba formando parte de lo que vino en llamarse el cine moderno) y la propia "El río" estaba a su vez lejos de los films de Renoir de los años treinta, esos cercanos a la Unión Popular en los que llegó a mamar Visconti, con el que Pasolini, por otra parte, no mantuvo buenas relaciones, más allá incluso de las trifulcas relacionadas con María Callas.
Pero dejando en paz estériles clasificaciones y distinciones, qué placer volver a dar con una película como "El río", que maravilla por una cosa u otra en cada visión. En las últimas ocasiones me ha dado por confirmar la fuente que, indudablemente, supuso para "El sur" (Víctor Érice, 1983), con las similitudes enormes entre sus narradoras (en ambas su protagonista conduce con su voz en off, cuando ya hace tiempo que ha dejado de ser adolescente, la película). Puede ser, además, una buena fuente de debate.
Será un pase muy temprano. Casi sin dejar tiempo para hacer la siesta a los que pueden hacerla y la tienen por costumbre. Habrán de contentarse, en su caso, con la de una de las escenas más bellas que nos ha ofrecido el cine.

Pasolini a Barcelona

Nuria Solbes presenta el ciclo "Pasoliniana" desde una mesa en la que también están Esteve Riambau e Hilari M. Pellicé.

Todo el aforo de la sala Laya, ocupado.

Infiltrado entre el público, he notado -y eso es una buena señal, que reconforta- que en varias ocasiones se reían muchos de los comentarios de Enrique Irazoqui (que no ha asistido: se ha quedado en el Cadaqués del rodaje de su entrevista), Romà Gubern o Ton Carandell. También me ha gustado ver a Arnau Olivar, a punto de cumplir 92 años, presente en la sala y derrochando buen humor, tras haberse visto en la pantalla definiendo con rigor y muy didácticamente el carácter de Pier Paolo Pasolini, y las reacciones que causaba su obra. Previamente, Jordi Corominas y Francesco Luti habían sentado las bases de su relación, como poeta y luego novelista, con la poesía catalana y con la de la Escuela de Barcelona, vía José Agustín Goytisolo.
Todo ello, más el trazo firme con el que Xavier Albertí ha hablado del teatro de Pasolini y, especialmente, de su "Calderón", las declaraciones de otros testigos de sus visitas a la ciudad, la aportación de unos cuantos rapsodas, lectores y actores ofreciéndose generosamente, así como el recuerdo -que no podía faltar- de la figura de Ricard Salvat vía la lectura de sus diarios por parte de su mujer y una de sus hijas, configuran buena parte del "Pasolini a Barcelona" (Hilari M. Pellicé, 2015), que se estrenaba hoy en la Filmoteca, inaugurando el ciclo "Pasoliniana" que, propuesto por el Projecte Pasolini Barcelona, seguirá toda la semana que viene.
La sala estaba llena por completo, y se ha debido quedar gente fuera, sin poder entrar.
El acto ha empezado con la presentación de Esteve Riambau, Nuria Solbes (de todo el ciclo) e Hilari M. Pellicé (del Projecte Pasolini Barcelona y de la película). En el coloquio con el realizador, moderado por el director de la Filmoteca, se ha hablado, a mi gusto, poco de la película y bastante y quizás de forma algo superficial y dispersa de Pasolini. Daniela Aparicio ha lanzado un guante, como quien no quiere la cosa, para aterrizar desde la película en la precaria situación actual de la intelectualidad italiana y barcelonesa, tan diferente de esa de una época, en principio, bastante peor. Pero no ha cuajado el intento.


Previamente, líos para poder invitar -qué menos- a todos los que habían participado en el documental.

Y cervezas y algún tentempié posterior por parte del ppb.