lunes, 3 de abril de 2023

Los dos últimos Bellocchios


Tengo para mí las dos últimas peliculas de Marco Bellocchio, “Marx può aspettare” (2021) y “Esterno notte” (2022), como dos de los momentos de cine mas agraciados de los últimos tiempos. Por eso suelo leer todo lo que veo que habla de ellas, y más si se trata de declaraciones de su autor.
Cahiers du Cinéma dedica en su número de marzo un artículo y le hace una entrevista a Bellocchio sobre “Esterno notte”, esta última extendida en el correspondiente número de “Positif”, que incluye también un magnífico texto interpretativo del film escrito por Yannick Lemarié, otro sobre “Marx può…” de Jean-Dominique Nuttens y, por último, otra entrevista específica con Bellocchio.
El texto de Lemarié dice una serie de cosas que me han resultado sumamente de interés a la hora de reflexionar sobre la película. Entre las cuales, tras situar el tema del film en la turbulenta historia de esos años del plomo, con los que la ha querido inscribir Bellocchio, las siguientes:
-Que Bellocchio nos cuenta en la película “la vulnerabilidad de una nación que lucha para preservar una unidad socavada por la guerra del 39-45. (…) Ni los jefes parlamentarios, ni los militares, ni el Papa, ni los militantes revolucionarios están preparados para trabajar conjuntamente. Y la segmentación misma de la serie acentúa esta impresión de fragmentación, casi de desintegración”.
-Que se puede analizar en cada personaje que ha perdido su fe en lo suyo.
-Que, frente a este “campo de ruinas espiritual, sólo sobrevive la figura del sacrificado (…), quien acepta todos los riesgos por el bien de la República. Se convierte en esa víctima expiatoria cuya sangre salvará a todo el país, ese nuevo y temporal Cristo cuya ejecución restablecerá la concordia nacional. Además de por la evocación de ‘Cristo se paró en Éboli’ (Francesco Rosi, 1979), los indicios de tal asimilación se multiplican: la atención que Moro presta a los niños y al pueblo; su manera de hablar, digna de un prelado; su debilidad en el momento de enfrentarse a la muerte; su forma de regresar entre los vivos, incluso su cólera final”.
Y acaba recordando el libro que leía la brigadista en “Buongiorno, notte”: “Sacra famiglia”, comentando que “en esa breve obra, Engels y Marx defendían el amor como una manifestación de la naturaleza humana y una forma de tomar en cuenta las realidades sociales”. Justo lo que sostiene todo el pensamiento de Moro.
Por su parte, Nuttens, en su artículo explica que “casi simultáneamente a la realización de ‘Esterno notte’, cuya finura de análisis y sensibilidad tanto impresionan, Bellocchio asume un riesgo posiblemente aún mayor abriendo su puerta para desvelar a todos, sin narcisismo, buscando la verdad, lo que ha construido al cineasta, al hombre en el que se ha convertido, a la obra que ha creado. ‘Marx può aspettare’ toca el corazón de lo que ha explorado toda su vida: la relación entre lo íntimo y lo político en amplio sentido, la alianza del documento, de la objetividad y de la exploración de las fuerzas oscuras que atraviesan cada individuo. Es bello, es perturbador, es universal”.
Corre un chorro de satisfacción por las venas de uno cuando ve escritas, bien hilvanadas, buena parte de las reflexiones que han asaltado torpemente tu cabeza.


 

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