viernes, 11 de noviembre de 2022

O pão y A caça


Fue una suerte que venciera ayer la enorme pereza, tras un día cansado, que me impedía bajar hasta la Filmoteca para ver la sesión de las 21h, en la que se pasaban, dentro del ciclo dedicado a Manoel de Olivera, dos mediometrajes suyos que no había visto, porque ambos, cada uno dentro de su género, me parecieron una maravilla. Se trataba de “O pão” (1959) y “A caça” (1964).
“A caça” es un cuento sobre la solidaridad que presenta a un par de gamberretes campando a su aire por su pueblo y campo de alrededor. Cuando uno de los chicos protagonistas pasa junto a una casa destartalada, la cámara se pone, inestable, a temblar de la forma más nerviosa. Pero lo más importante es la fuerza con la que se capta el ambiente, la vida del pueblo, con esos camiones pasando a toda velocidad por su calle-carretera y la tensión que va creciendo cuando los dos amigos se pasean por el cenagoso campo. En la sesión presentaron dos finales, uno de ellos obligado por la censura, pero en cualquiera de los dos el mensaje queda bien patente.
Por su parte, “A pão”, más largo que el anterior, presenta todo el proceso de elaboración del pan, sin olvidar ninguna fase. La cámara registra casi primeros planos del arado de un campo, de la siega, la trilla… y continúa luego con un travelling de una intensidad enorme que sigue al camión que lleva el grano por una estrecha carretera entre olivos hasta la enorme harinera. Quizás se extasía demasiado con la modernidad de ésta, que compara con el antiguo molino, por lo que se agradece luego ver el proceso siguiente, que nos lleva hasta la tienda, en un segundo término, en el que las personas han vuelto a ganar protagonismo al engranaje perfecto, sólo con vigilancia humana, de las máquinas. En cualquier caso, y para que aprendan muchos, todo el proceso se sigue perfectamente, sin un solo comentario explicativo directo o en voz en off, consciente el film del poder de transmisión de la imagen y su sonido..
Acostumbrado sobre todo a las últimas películas de Oliveira, no está de más ver sus primeras para descubrir por qué razón llegaba a ese “nuevo cine” que acabó haciendo, con la consideración de tratarse de un veterano de lo más respetado en todo el ámbito cinematográfico.



 

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