Teniendo ayer de nuevo una sesión con la extraordinaria, tan avanzada en el tiempo, “Gente en domingo” (Robert Siodmak, Edgar G. Ulmer, 1930), no paré de pensar en la también extraordinaria “Berlin, sinfonía de una ciudad” (Walter Ruttmann, 1927), con la que a veces se agrupa.
Es muy curioso ver cómo la primera supone, realizada tres años después, el reflejo invertido de la segunda:
-Si “Berlín, sinfonía de una ciudad” era el elogio de las máquinas, del ritmo endiablado de la ciudad, del que las personas eran meros engranajes, “Gente en domingo” no dejaba dudas, empezando por su título, de quiénes eran sus protagonistas: los habitantes de esa misma ciudad.
Todo ello resulta, pensándolo bien, muy coherente con la ideología de sus artífices respectivos. Mientras Walter Ruttmann fue siempre sospechoso por su adaptación a las ideas imperantes durante el régimen nazi, tanto los directores (Siodmak y Ulmer) como el guionista (Billy Wilder) -e incluso los realizadores y guionistas no acreditados- de “Gente en domingo”, se exiliaron a continuación a los Estados Unidos, donde colaboraron activamente a la merecida buena fama del cine norteamericano de los años 40.
Para que se vea cómo está el patio y al régimen dictatorial absurdo al que nos dirigimos, diré que esta inocente imagen ha hecho que bloqueen mi cuenta en Faceebok, donde había publicado esto, por infringir sus normas sobre desnudos mostrar actividad sexual.
Soplan tiempos de corrección política, amigo. Aunque lo peor no es que te bloqueen esa foto tan inocente en una red social, sino que el neopuritanismo que se intuye detrás se respira bastante a pie de calle.
ResponderEliminarPues sí, Cinefilia: desesperante. Por cierto: me he dado un paseo por tu blog: ¡Qué buena pinta!
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