martes, 8 de noviembre de 2022

Ha muerto Llorenç Soler


Pues que esta mañana ha muerto, a los 86 años, Llorenç Soler.
Quien lo viera este mes de mayo en la sesión que le dedicó la Filmoteca ya pudo ver que andaba (con andador) muy justillo, y una serie de episodios reincidentes en su cabeza (que ya iba fallando bastante) acabó con su vida.
Con Llorenç se nos va, pese a que nunca hizo mucho ruido, una de las piezas más sólidas, sino la que más, de nuestro cine independiente. Ha hecho de todo, lo que por aquí se dice como “todos los papeles del auca”.
Quien haya visto sus películas, reconocerá inicialmente muchas escenas rodadas en fábricas, con tornos mecánicos: es que empezó haciendo cine industrial, y reaprovechó mucho de lo que rodó en sus películas de cine independiente, que empezó, sin cartón de rodaje, en 16mm, de forma clandestina, cuando Porcioles frenó la distribución de la película que había hecho para el Patronato Municipal de la Vivienda, porque salía muy bien retratada, pese al panegírico final a las nuevas construcciones, la cruda realidad. La remontó ya sin el panegírico.
Con su cámara de cuerda hizo películas en las que yo vi por primera vez tratar de los atropellos sufridos en el campo de Mathausen, poner en cuestión unas primeras elecciones democráticas que engatusaban a la gente con una serie de carteles y publicidad, sin explicar bien para qué querían su voto, dar a conocer parejas hasta entonces non santas -entre hombres o entre mujeres- que además tenían la osadía de querer y tener un hijo para educarlo.
A mí, sin embargo, más que su vena “de denuncia”, me gustaban sobre todo sus películas más cercanas. Recuerdo por ejemplo la que hizo en su barbería el último día de trabajo en ella, antes de su jubilación, de su barbero de toda la vida. O una que, sin su bastante habitual voz en off explicando y lanzando el mensaje, le descubrimos en un cajón y le hicimos circular, porque no se había exhibido nunca, “Gitanos en San Fernando de Henares”. Era producto de su interés por el mundo gitano, que le abrió en diferentes momentos sus puertas, pero reflejaba cómo en un momento de crecimiento económico espeluznante, hay siempre quienes quedan al margen y no pueden salir del círculo vicioso de la pobreza.
Pero he dicho que hizo todos los papeles del auca… En el área del cine eso dio hasta para largometrajes de ficción, piezas videográficas (fue de los primeros en emplear el vídeo), experimentales, diarios personales, programas de televisión. Varias veces le oí decir muy orgulloso que había hecho más de cien películas. Todo eso como realizador, pero también fue el director de fotografía más preciado del cine de por aquí en los años 80, siendo llamado por mucho cine comercial catalán… que en general no pasará a la historia, pero también series de documentales televisivos o, sin ir más lejos, alguno de los documentales que hizo Martí Rom, y entre ellos varios para el Cineclub Associació d’Enginyers.
También fue profesor de aspectos técnicos del cine. Yo asistí a un cursillo que dio en la Universidad de Barcelona. Con él rodé -recuerdo- mi primera panorámica y zoom encadenados. Tenía su intríngulis, que te explicaba previamente.
Pero fuera del cine también pintaba, dibujaba cómics, escribía artículos para la Tribuna del Heraldo de Soria, o escribió libros… e incluso toreó a algún que otro novillo, vestido de luces.
En Calatañazor, donde ahora le echarán en falta, instaló en la pared exterior de su casa una placa dedicada a “San Orson Welles”, en recuerdo del rodaje ahí de “Camapanadas a medianoche”. Pero no sólo eso. Fue allí motor y colaborador de muchas iniciativas progresistas. Una de sus últimas películas seguía el proceso de localización y apertura de una fosa común, cercana a su pueblo, que ocultaba los cuerpos de asesinadlos durante la guerra civil.
Desgraciadamente, no sé qué pasa, que todo se acaba.
Se le hará un funeral el jueves a las 13h, en el cementerio de Les Corts



 

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