domingo, 6 de diciembre de 2020

Ondina




Aunque sé que hay gente que lo tiene atragantado, a mí Christian Petzold me transporta, desde que di con él, a un tipo de cine que estimo. Las tres películas suyas que había visto previamente están todas ellas cortadas por un mismo patrón. Rodadas de forma aparentemente realista, algo hay en ellas que va más allá, entrando por momentos en mundos confusos, tirando a fantásticos. “Ondina” (2020), que fui a ver ayer en el cine (*) con mi hija, sigue esta pauta.
Como las anteriores, para mí la película funciona. Quiero decir que vives perfectamente, por ejemplo, esa escena inicial en la que ella se queda sola en ese precioso café berlinés, mientras suenan las campanas de la vecina iglesia; que luego miras y observas intrigado con ella a través de la ventana; que sientes perfectamente la gran ciudad de Berlin, de la que, además, a base de unas cuantas escenas con la protagonista, recibes con provecho unas pocas lecciones de su historia urbana.
Pero, como en las otras, y pese a esa sensación de captar tan bien la realidad de la vida en la ciudad y en sus cercanías conectadas por modernos trenes, la película ahonda en algo de más allá de esa realidad, con inmersiones en un mundo sumergido (**), que da peso específico al nombre de la protagonista.
Mi hija, incapaz de aceptar el más mínimo desliz fantástico en un film que no anuncie a los cuatro vientos, de forma descarada, esa naturaleza, me pedía a la salida, airada, que le explicase lo que ya sabía que no tenía explicación de la trama de la película. O te lo crees, alma crédula, tal cual o si permaneces vigilante supongo que te irrita o desespera.
(*) Me parece que sin que tuviera que ver nada con ello la lucha anti-covid19, hacia un frío pelón. El típico calor animal que suele hacerse presente en estos casos no podía hacer nada para contrarrestarlo, porque éramos en total solo cinco personas en la sala, convenientemente distanciadas entre sí.
(**) La enorme pecera del café, el buzo escafandrista de la misma y de la realidad, el puente y las turbinas sumergidos, el embalse y hasta la piscina.






 

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