jueves, 3 de diciembre de 2020

Liberté la nuit

Emmanuelle Riva cosiendo, aunque la escena de ella cosiendo a la que me refería era otra, sin máquina de coser.

Emmanuelle Riva y Maurice Garrel.

Vuelvo a Garrel, siguiendo la pista trazada por José Luis Márquez.
Tiene “Liberté la nuit” (1983) ciertos ecos de “Le Petit soldat”, aunque solo sea por su ambientación en la época de la guerra de Argelia, y sus violentas repercusiones de enfrentamientos en París entre el FNL y la OAS. Tratándose de Garrel, no obstante, esa tensión política entre extremos absolutos está ahí para ver lo que supone para el amor, tocando aquí la separación precisamente por amor y, más tarde, señalar la posibilidad de un nuevo amor para volver a vivir. También está, marca de la casa, la presencia de niños como producto y muestra de ese mismo amor.
Sigue la película, en cierto modo, en cuanto a estructura narrativa (además de cronológicamente en su filmografía), a “L’enfant secret”, en el sentido de que también se muestra algo brusca, balbuceante, en sus transiciones.
Esto y que, como pasa en mucho del cine de Garrel y muy poco en el cine mayoritario actual, es casi imposible saber hacia dónde nos va a llevar la película en su siguiente paso, queda bastante explicado, en buena medida, por Christine Boisson, una entonces muy joven y bella actriz de la película (la otra es Emmanuelle Riva) que, entrevistada por el Cahiers de entonces, confirmaba que las escenas del film se rodaron en una sola toma, repartiendo Garrel el guión de cada cada una de ellas a sus actores cinco minutos antes de su rodaje.
Así las cosas, se entienden ahora ciertas sensaciones de los espectadores ante muchas películas de Philippe Garrel, esa Imposibilidad de saber hacia donde nos llevará la película de la que hablo, que parecen ser compartidas por sus mismos actores. Dice también Ch. Boisson: “(Con Philippe) nunca se está seguro de ser bien entendido o de haber bien comprendido”.
Hay escenas bellísimas en el film, tanto en su primera mitad (Emmanuelle Riva escribiendo, luego cosiendo, en unos interiores casi pictóricos, iluminados solo por una pequeña y cercana luz, ofreciendo una fotografía en blanco y negro increíble; también las escenas de exteriores de separación), como en su segunda, con esta Christine Boisson llovida del cielo que parece, ya digo, hablar de la posibilidad de una vuelta al amor.

Christine Boisson y Maurice Garrel.

Christine Boisson en la película. Había empezado su carrera como actriz nada menos que en “Emmanuelle”.




 

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