lunes, 14 de diciembre de 2020

I diari di Ángela. Noi due cineasti. Capitolo secondo

Recorriendo Estados Unidos.


He obtenido, pensando, varías razones por las que toda la primera mitad de “I diari di Ángela. Noi due cineasti. Capitolo secondo” (Yerban Gianikian, 2019; en el Xcèntric del CCCB) no me apasionó ayer como me había apasionado la primera parte (de 2018) del film que Gianikian dedicó a su mujer, la también cineasta y correalizadora con él Ángela Ricci Lucchi, tras su fallecimiento.

Una primera es que en toda esa mitad inicial, los contenidos de los diarios de Ángela que lee Yerban son mucho más esquemáticos.
Una segunda es que, para seguir visualmente el relato de lo que explican los diarios, apenas si aparecen los films domésticos que hizo Yerban y llenaban casi todo el film del año anterior, siendo fotos en vez de films lo que domina.
Así, en el largo viaje de la pareja a Estados Unidos a finales de 1981, recorriendo con sus películas buena parte del país, los diarios prácticamente solo dan una relación de los sitios donde han estado y proyectado sus films, indicando qué reacción de público han obtenido esas sesiones y a que personas -todas ligadas al cine experimental e independiente- han ido encontrándose en cada lugar, mientras en la pantalla van viéndose fotografías, una tras otra, de los encuentros.
Una de las primeras personas a las que van a ver en Nueva York es Jonás Mekas. Una fotografía lo atestigua, pero en la sesión previa no eran fotos, sino films en S8 con su correspondiente textura, que llegué a definir como “similares, en su inocencia e inmediatez, a los de Jonás Mekas, pero sin su característico temblor de mano con la que lleva la cámara”.
También aparecen, y se agradece, trozos de sus propios films, pero en un principio no realizaron sus interesantísimos films a partir de archivos que luego les caracterizaron, sino diferentes formas de cine experimental -¡hasta uno con olores!-.
Por suerte, a partir de la mitad, en mi opinión, la película recupera su pulso, compensando con creces esa sensación. Por un lado con las apasionantes imágenes del viaje a Jerusalén, viviendo escenas de auténtico y violento fanatismo entre las diferentes iglesias cristianas que celebran el viernes y sábado santo. Casualidad de casualidades, puede influir en mi atracción por esas escenas que reflejan exactamente lo que vivimos en un viaje esos mismos días de un año algo posterior. Ángela, al final de sus anotaciones de diario, habiendo visto la tensión y todas las luchas que se desarrollan entre unos y otros en la Iglesia del Santo Sepulcro y por las calles del Via Crucis, invoca, de forma muy oportuna, a un olvidado San Francisco...
Y un largo colofón también casi perfecto: volvemos a ver los dibujos de Ángela Ricci. En esta ocasión, explicando con ellos sus peripecias cuando, de niña y con su familia, tuvieron que vivir los terribles días de 1944 y 1945, con su casa italiana en primera línea del frente de guerra.
¡Ah! Gonzalo de Lucas, que ha sido el programador de las sesiones, ha presentado también este bloque y ha explicado muy bien el descubrimiento de la “cámara analítica” que Gianikian/Ricci emplearon con tanto rendimiento, un aparato mediante el que seleccionaban fotogramas de las películas rescatadas, descubriendo y haciendo descubrir nuevos encuadres y colores, dando énfasis a lo que querían presentar. Unas escenas de “Del Polo al Ecuador” aparecen cuando Ángela menciona su uso.
Preparando precisamente esa película, cuenta Ángela en sus diarios que fueron a ver la celebración del centenario de Musolini, al que acudieron fascistas de todo el país. Dice en sus diarios que entró en una taberna y pidió un vaso de vino. Pero lo digo en italiano, porque si no no tiene gracia alguna:
-Un vino rosso, per favore.
-Qui serviamo solo vino nero!
Por poco que pueda, eso sí, procuraré ver el “terzo capitolo”, cuando Yerban Gianikian lo haga y presente, aún pensando en su mujer.

Dibujo de Ángela sobre cena en un restaurante elegante neoyorquino, invitados por unos mecenas que acabarán ayudándoles financieramente.

Un año después de haber estado en el “Top” de las torres gemelas, se enteran de los hechos del 11 de septiembre.

No he encontrado imágenes de su estancia en Jerusalén en una Semana Santa, por lo que paso a colgar un dibujo hecho por Ángela con su relato de los hechos de cuando era niña, en 1944 y 1945. Aquí, un soldado alemán en retirada se lleva la vaca que les alimentaba.


No hay comentarios:

Publicar un comentario