El estudiante de arquitectura, que se ha refugiado como es de rigor de la carga de la policía en un portal con la joven estudiante de pintura, ve por casualidad los bocetos de su carpeta. Atraído por ella, le cuestiona no obstante que pinte como los pintores muertos. Debería, le dice, ser rompedora, dar rienda suelta a su imaginación como hacen en su escuela, pese a que sólo trascienda de ella su fama de comunista y reprochable moral.
Si los responsables de “Bauhaus” (Gregor Schnitzler, 2019), que ayer mismo anunció Filmin entraba a formar parte de su catálogo, son los que han puesto esas palabras en los labios de ese actor, uno se pregunta, sin obtener respuesta convincente, cómo, rodando el innovador mundo de la Bauhaus, han sido capaces de elaborar una película tan, tan, pero tan convencional, hasta el ridículo y el sopor.
Por suerte, mientras se va haciendo otra cosa, se puede ir mirando de tanto en tanto la pantalla, porque entre un tópico y el siguiente aparecen en ella los espacios y colores de la vieja Bauhaus de Weimar o de la nueva de Dessau y los luminosos diseños que surgieron de una y otra. Sale, por su nombre, el personaje de Gropius (dando un aparatoso y totalmente ilógico doble salto mortal su comportamiento) y la monilla protagonista (otro anzuelo para acudir a la horrorosa función, que te hace enfrentar también a la no mona pero simpática lesbiana, luego veremos que por causa de un trauma) fabrica por el principio los coloridos juguetes de Alma Siedhoff-Buscher para poder tener ingresos con los que seguir estudiando.
Si alguien hiciera el caritativo trabajo de seleccionar unas cuantas escenas en que aparecen esos espacios y obras, siempre reconfortantes, quitando de su banda sonora tanto el rastro de la tópica batalla de la protagonista contra las ideas conservadoras familiares como la frecuente repetición (estilo slogan) de venga proclamas en los diálogos con supuestos pensamientos progresistas de profesores y alumnos, quizás podría llegarse a ver el resultado sin resultar dañado por tanta ñoñería y estereotipo.
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