Los carromatos del circo circulando por el camino de la loma. Recuerda a otros recorridos del mismo Bergman. |
Por primera vez, sin que sirva de precedente, he mirado antes de salir de casa hacia la Filmoteca a ver qué decía Bergman de su película. En su libro autobiográfico "Imágenes" explica que "Noche de circo" (1953) partió de un sueño que en la película constituye su único flash-back, el de la historia de una vieja pareja del circo, Frost y Ana, pero que, además, surgió también de una experiencia personal, como es la de sus celos retrospectivos. Cuenta que, habiendo estado enloquecidamente enamorado, obtuvo de su amada que le contase todas sus experiencias eróticas previas, con un resultado posterior aterrador: los celos formaron una "aleación indisoluble" con ciertos ritos de humillación. En el film, acaba, a ese flash-back original y principal le siguen diferentes variaciones del binomio erotismo-humillación.
Dándome más bien grima el mundo del circo, los títulos de crédito iníciales he visto en seguida que no dejaban espacio a respirar otros aires. Música sincopada, carteles y carromatos te dicen inequívocamente que ese será el universo en que se mueva la proyección. Así las cosas, sin posibilidad ya de huída, me he hecho a la idea de entrar a fondo en ese mundo y felizmente, al decidir quedarme, he podido asistir a unas cuantas secuencias de una intensidad notable, incluso superior a otros Bergman de esa época. Asistimos en cualquier caso al reflejo de un mundo del circo arquetípico, pero que no se glorifica en ningún momento. Se trata ésa de una troupe de míseros harapientos, de un circo que está siempre a punto de su liquidación como negocio.
Vencido ese relato, de un tono totalmente diferente al del resto del film, se sigue, por un lado, las peripecias del director del circo para intentar sacarlo a flote y, por otro lado, la historia del mismo director y sus dudas entre su amante empleada del circo (una extraordinaria Harriet Andersson) y su antigua esposa, que escapó con suerte del mismo circo hacia tres años. El director tiene la tentación de quedarse a vivir de nuevo con su antigua mujer, pero es rechazado secamente por su ahora ya mentalmente madura mujer, que tiene claro de dónde viene y de donde huyó. Mientras eso sucede, la amante tiene un flirt con un actor teatral. Cuando el director del circo se entera del affaire, todo se tambalea. En el fondo en el film se disputan dos formas de vida: una desastrosa pero independiente y otra integrada. En un corrillo magnífico de amigos a la salida de la sesión hemos estado más de media horarepasando éste u aquel otro detalle del film. La discusión fundamental que se ha planteado, no obstante, ha sido si tiene la película un final feliz, esperanzador, o si ya no hay quien se lo crea.
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