Habiéndome salido del Bergman de la Filmoteca ("Esas mujeres") a la media hora, porque le veía elevados a la enésima potencia los pequeños peros que le puse al sarcasmo de "Sonrisas de una noche de verano", con, además, el agravante de unos horrorosos, también burlescos, decorados y música, esta noche me he puesto en Filmin su previa (1948) "Ciudad portuaria", que no pude ver en el momento de su pase.
Lo primero que llama la atención es que no parece un Bergman, ni por su asunto ni por la forma de estar hecha. Arranca con un aire propio de la escuela de documentalistas británicos (y ahora recuerdo que realmente Bergman estuvo en un tris de trabajar con ellos), para luego, en la secuencia del baile, acercarse al primer Free Cinema. Sólo al cabo de un tiempo, cuando se van viendo las desgracias que atenazan a la chica protagonista, e incluso alguno de sus fugaces momentos de felicidad, concedes que sí, que estás ante un Bergman. Y valioso.
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