Se ha estrenado en nuestros cines "National Gallery" (Frederick Wiseman, 2014) y, siendo como es una película a priori de difícil rentabilidad económica inmediata (tres horas, documental,...), hay que poner en marcha todos los posibles mecanismos de boca-oreja, para compensar y ayudar en su gesto a los gestores de los cines que la han programado (ojo: en horarios peculiares). Personalmente considero que será, sin dudas, una de las mejores películas que se estrenen este año, y estoy convencido que quien vaya al cine sabiendo lo que ha ido a ver, se llevará, junto a unas cuantas emociones profundas, un recuerdo imborrable.
Como siempre pasa en Wiseman, "National Gallery es una exploración en todas sus dimensiones de la institución londinense. Quizás no tantas dimensiones como era "La danza" (2013) sobre la Ópera de París, pero siempre un producto destilado de la paciente observación a lo largo de mucho tiempo, plantando sus cámaras delante de las diferentes actividades del museo y galería.
Es un film, diría yo, obligado para los amantes del arte. Porque aunque recoge alguna (escasa) reunión como la de esa humana pero más bien desastrosa reunión presupuestaria, o alguna otra de gestión, se dedica básicamente a seguir y atender a las visitas que especialistas dirigen a los cuadros o las que restauradores hacen periódicamente para presentar sus trabajos, con detalle de sus emocionantes hallazgos.
A ver si se consigue que se llenen las salas y vayan ampliándose horarios y cines que se lancen a presentarla... y se mantenga en cartel, porque es una obra de esas destinada a ser un magnífico corredor de fondo. Hoy por hoy es, lo garantizo, un estupendo programa para este fin de semana lluvioso.
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