Hay que subsanar rápidamente un déficit que he notado que existe hasta en gente muy metida en esto del cine. Aún hay quien no ha visto “La vida por delante” (Fernando Fernán Gómez, 1958). Me he dado cuenta esta tarde, cuando he querido ofrecer seguridad y confianza en mi futura actuación, y no he pensado en nada más concluyente que imitar al abogado que representa el mismo Fernando Fernán Gómez en el film (“Ya yo, yo ya…”): nadie sabía a qué hacía referencia.
Para poner en antecedentes: Fernando Fernán Gómez ha acabado, tras grandes penalidades, la carrera de Derecho, y ha logrado una pasantía en un despacho de abogados. Las cosas le empiezan a ir bien, y ha regalado a su mujer, Analía Gadé, un Biscuter. Ésta tiene un accidente con el coche, y él acude raudo a la comisaría, emocionado, porque ese va a ser su primer pleito. La escena es muy conocida, pero como hay gente que no la ha visto o no la recuerda, ahí va:
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