Día de los trabajadores. Todos hemos sido más o menos trabajadores, por lo que nos obsequiamos una fiesta a nosotros mismos. Ya va bien.
Alcanzada la edad de la jubilación, no digo yo que no sigan haciéndose cosillas, pero se cambia el estatus de trabajador (o asimilado) por el de jubilado. Por cuestión de edad, que no sé cómo se me ha echado encima, mis amigos van alcanzando este nuevo status, y últimamente he visto proliferar en este sector la elaboración de las correspondientes memorias. Tanto es así, que recientemente estuve cenando en una mesa de cuatro y el único que no había escrito y publicado sus memorias (o que no estaba en proceso de culminar ese proceso) era yo.
Entre los amigos del mundo de la escritura sobre cine también se da este fenómeno, y la semana pasada, sumándose a otras experiencias cercanas similares, Rafel Miret, crítico de cine de la revista “Dirigido por” desde casi sus orígenes y escritor de, entre otros de tema cinematográfico, un libro sobre Luchino Visconti, ha publicado sus memorias, en este caso correspondientes a su infancia y juventud, periodo vital muy ligado a su pueblo natal, Castellolí.
Para ilustrar su portada, ha escogido una fotografía que le sacaron, vestido de punta en blanco, en el estudio Foto Solé, de Igualada, que justifica totalmente el título que ha dado al volumen: “Un nen bon minyó”.
Por el momento sólo he tenido tiempo de ojear el libro en diagonal, viendo que en él destacan unas muy curiosas y divertidas imágenes que sitúan muy bien las fechas en las que se desarrolla la aventura: portadas de discos, calendarios, anuncios, historietas gráficas, libros de texto, programas,…además de las obligadas fotografías.
En lo que respecta al cine, veo que hay un capítulo a él dedicado (“El cinema o la gran il.lusió”) y un anexo de diez peliculas localizadas en el mundo rural, con las que debió, en algún momento, verse identificado.
Seguiré informando.
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