Filmin anunciaba hoy haber incorporado a su catálogo las películas de la décima edición de “My French Film Festival”, que no sé a qué cuento se anuncia así, en inglés) y he escogido ver “Perdrix” (ópera prima de Erwan Le Duc, 2019), un film sobre una familia y comunidad bastante marciana pero muy curiosa. Y, si no, basta con ver la reunión de trabajo de los policías del pueblo de los Vosgos donde tiene lugar la acción, con conversaciones que resultan un sesudo y empático acercamiento psicológico a la personalidad de su capitán muy divertido.
Los títulos de crédito finales señalan a Plombières-les-Bains, una población de cerca de 2000 habitantes, de la que lo que más destaca en la película es su silencio, pues apenas si se ve, en medio de nada, a los que protagonizan la escena.
Se inicia con Fanny Ardant (que luego, en alguna escena, me sabe fatal decirlo, parece la madre de los Munster) hablando sobre el gran amor en un programa de radio que lleva, de esos de llamadas telefónicas de madrugada. A continuación vemos cómo a una chica -también veremos que muy peculiar- que ha parado a descansar en un área de picnic de la carretera, le roba una chica desnuda que aparece de pronto. Va a hacer la denuncia a la comisaría y allí le atiende el no menos peculiar capitán (entusiasta de Novalis), quien le dice que su caso liga con una serie de casos que se están dando por la región, protagonizados por revolucionarios nudistas.
Como el capitán es en la ficción hijo de Fanny Ardant ahí tenemos ya encadenados casi todos los círculos de la trama de la sesión, muchos presentados con planos de un encuadre muy estudiado, que nos hace creer estar viendo un ciclorama.
No hay que pedir peras al olmo, pero yo le daría un margen de confianza a una película dedicada nada menos que a Hervé-le-Roux...
Resulta, al menos si se tienen las defensas débiles -así ha pasado conmigo-, assez agréable.
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