domingo, 19 de enero de 2020

Alice et le maire


Empiezo por esa foto prototípica de “El proceso” de Welles no porque “Los consejos de Alice” (Alice et le maire, Nicolás Pariser, 2019) vaya de atmósfera de esa kafkiana, ni mucho menos. Lo hago porque Alice, la improbable protagonista del film debe abrir con frecuencia una enorme puerta como esa, correspondiente a la alcaldía de Lyon, para entrar en el despacho del alcalde, y la desproporción entre lo diminuto de su cuerpo y lo apabullante de esa puerta (bastante más decorada que la de la película de Welles, por cierto) es enorme. Por otro lado Lyon tiene dos grandes ríos. Centrándonos en el más céntrico de la villa, el Saona, digamos que me ha gustado ver como dejan claro finalmente que sus aguas se llevan, primero hacia el Ródano y luego hacia el mar, absolutamente todo.
Para mí Fabrice Luchini es uno de los pocos ganchos que me atraen para ir a ver una película comercial de estreno. Eso es peligroso, porque se ha entregado a alguna película realmente desastrosa, que se aprovecha de sus facultades histriónicas de forma lamentable. Pero en ésta está, como su compañera de reparto, la joven Annaïs Demoustier, bastante contenido y hace que la velada resulte -una vez valorados sus otros mimbres- bastante positiva. Además, teniendo lugar la acción del film en una ciudad tan extraordinaria como Lyon...
No es el personaje de Luchini -alcalde veterano socialista de Lyon que se siente abandonado por las ideas y solicita la ayuda de una joven pero inexperta filósofa para remediarlo- el que lleva el hilo de la película. Es ella, la joven estudiante en su primer y extraño, asombroso, muy poco creíble trabajo, la que lleva la marcha de la función. Todo lo vemos a través de su punto de vista, salvo en una ocasión en la que parece que el punto de vista -nuestros ojos- ha pasado a ser el del alcalde, al que vemos en una cena en un restaurante. Pero aún en ese caso, lo vemos a través del cristal de las ventanas exteriores del restaurante, esto es, como si lo observáramos desde fuera.
En esa mirada a como superar ese vacío de ideas que la izquierda clásica demuestra, a cómo de superadas y ridículas se descubren las recetas de gurús de la comunicación, consultings y demás parafernalia, sólo me queda decir, para discutir con quien vaya a ver la película, que me ha parecido muy bien ese discurso escrito a dos manos, huyendo de toda moralina populista, de por el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario