jueves, 9 de enero de 2020

¡Lumière! Comienza la aventura


Que si la llegada del tren a la estación, que si el regador regado, que si la salida de los obreros de la fábrica,... Pues no. Estoy viendo esa maravilla de “¡Lumière! Comienza la aventura” (Thierry Fremaux, 2016, pasada por La 2), que consiste en algo tan simple como un recorrido por las pequeñas piezas conservadas de los hermanos Lumière y queda claro en ella que la primera película proyectada en el Gran Café de Paris fue ésta sobre una calle principal, con tranvía, de Lyon.
Pero a ver quién es ahora el guapo que tiene la habilidad suficiente para popularizar esta pieza y destronar a esas otras que, mira por donde, se han hecho con el mérito.
Viendo algunas realmente espectaculares, como esa de 1896 que, rodada en Paris, capta la carrera de cuatro carros de bomberos, con sus escaleras, tirados por parejas de caballos al galope, uno se pregunta como es que no han pasado a engrosar la nómina de las hiper-célebres. Esto de la historia del cine es un misterio.

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