Cuando supe de su existencia lo puse rápido en la lista de libros deseados. Soy amante del género, si es que a eso se le puede llamar género.
Felipe Benitez Reyes habla en su prólogo del “Je me souviens” de Georges Perec, que fue quien dio a conocer ese tipo de textos mínimos variados, que actúan por acumulación, poniendo a la vista cosas y sensaciones que en otra época estuvieron muy presentes y ya no.
El mismo Marchamalo, en su introducción, suma el nombre del verdadero creador del artificio, el californiano Joe Brainard (cuyo “I remember” corrí a comprar cuando se editó y, todo sea dicho, me decepcionó enormemente) y el de Elias Moro, que rápidamente he apuntado, aunque creo que antes de comprarlo le echaré una ojeada previa, a ver si realmente su lectura consigue traspasar, por arte de magia, por lo certero del mismo recuerdo, que haces tuyo, pero también por las pequeñas reflexiones que lo acompañan, auténtica poesía, que es de lo que realmente se trata. En este sentido, me permito añadir un nombre imprescindible a la lista de Marchamalo, el de “Je me souviens du cinéma” de Gerard Lenne que, centrado en el mundo del cine, fue el que realmente colmó todas mis expectativas.
Es un esquema, éste del “Me acuerdo”, o “Recuerdo”, muy productivo. Cuando mis hermanas hicieron ir a una comida de Navidad con un escrito sobre recuerdos familiares, acudí a ese esquema para hablar de cosas del barrio de nuestra infancia y noté que tenía efecto.
En cuanto al de Jesús Marchamalo, del que anoche leí las primeras 100 de sus 500 entradas, me ha servido para matizar mi entusiasmo y analizar las razones de mi aprecio o cierto desapego. Sí que apunta a recuerdos de cosas que tuve muy presentes (“Me acuerdo de haber leído por la noche, en la cama, debajo de las sábanas, a escondidas, con una linternita” o “Me acuerdo del Telón de Acero”), pero de tanto en tanto leo algún detalle que denota ignorancia o, simplemente, que es más joven que yo y vivió de otra forma las cosas y entonces noto una cierta desconexión, y la completa conexión con el mundo recuperado es básica para no convertir todo en una simple relación.
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