El otro día comentábamos por aquí -yo hablaba de una serie televisiva de Kiyoshi Kurosawa- la oportuna ventana que supone cierto cine japonés para captar la forma de vida actual por el país. Una vida moderna, por lo que se ve muy bien pautada, que no obstante no deja de mostrar las grandes diferencias culturales que la separan de la de nuestras sociedades occidentales.
Pues bien: Ayer Filmin incorporaba en su catálogo una película, “Happy hour” (Ryûsuke Hamaguchi, 2015) que me faltó tiempo para empezar a ver y, entrando en esa categoría, constantemente va dando muestras de eso, y no sólo por las continuas reverencias que se dan sus personajes.
Sigue la trama a cuatro amigas ya entradas en la cuarentena que, periódicamente, sacan agendas y fijan en ella una cita, por ejemplo, para hacer una escapada a una ciudad balnearia, dejando por un lapso de tiempo su residencia en la moderna ciudad de Kobe. Esa u otra escapada o encuentros en la misma ciudad me han acercado por momentos a las películas de Hong Sang Soo, aunque ésta tiene, creo, una voluntad de contemplar las cosas de forma más reposada, ahondando en ciertas escenas, como en una en que asisten a un taller de comunicación no verbal que, interesante en su inicio, su prolongación en el tiempo ha hecho casi resquebrajar mi adhesión.
He dicho lo de empezar a ver con toda justicia, porque la película es tan larga (más de cinco horas) que la han partido (bastante abruptamente, por cierto) en tres partes y, cuando intenté cargar la tercera para disponerme a verla no hubo manera. ¿Será que ya una ingente tropa de usuarios de Filmin se habían dado cuarenta de su existencia y se disponían a verla al unísono, colapsando el sistema?
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