viernes, 24 de enero de 2014

La mujer sin amor


Creo que no había visto nunca "La mujer sin amor", de la que una vez Buñuel dijo que era su peor película, y nadie le contradice. Se me pasó en su día. Y, sin embargo, ayer vi que la estaban emitiendo... y la disfruté bastante.
La hizo en 1950, un año en que realizó otras dos películas más. El tema es el de un melodrama de esos moralizador, aunque luego se ve que no triunfa la moral oficial: Una mujer, casada con un hombre mayor, tiene un hijo con él, y va tirando... hasta que aparece un lechuguino, ingeniero de montes, con la que tiene un affaire clandestino, abortado por la enfermedad del marido y su abnegación familiar. Pasa el tiempo, y un segundo hijo recibe una herencia de ese oculto ex-amante. Al mayor le entran unos celos brutales, le llegan los acertados rumores sobre su madre, y se crea un conflicto entre esos dos hermanos modelos, ambos médicos, que soñaban, idealistas ellos, con hacerse ricos conjuntamente montando un hospital.
Se queja Sánchez Vidal de que no hay en la película miradas irónicas evidentes sobre ese melodramón por parte de Buñuel, y es verdad, pero como tal se digiere de forma muy divertida, al margen de aparecer en él una enfermera maliciosa, médicos vocacionales y propensos a grandes negocios en el campo de la salud, episodios de rabia loca del hermano mayor que parecen anunciar "Él", una elipsis de manual de una comilona (las fuentes de embutido rebosantes que aparecen vaciadas al final del ágape) y una bucólica escena en la que los tortolitos conversan en el bosque, ella atontolinada por el vigor y sensibilidad del ingeniero, él entusiasmado con los robustos árboles, y furioso porque harían allí unos bancos "para comer gentes vulgares".

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