miércoles, 1 de enero de 2014

A propósito de Llewyn Davis


Empieza como una película clásica, sin el tono de los hermanos Coen. Va progresando hacia lo extremadamente divertido, hasta que se introduce a fondo, mediante un penetrante trayecto en coche “en la carretera” (por los recovecos a veces negros de ésta) en lo metafísico, al llegar hasta “The gate of horn”, una posible puerta del infierno, donde un productor plausible diablo (Murray Abraham), no sabemos si por suerte o por mala pata, le barra el paso.
Es “A propósito de Llewyn Davis” (“Inside Llewyn Davis”, Joel y Ethan Coen, 2013), que se ha estrenado hoy. Por ella corren escenas en las que se suelta de forma inevitable la carcajada (con la secretaria octogenaria, con el personaje de John Goodman, con su contraste como único hombre en la sala de espera de un ginecólogo,…) junto a otras en las que quedas asombrado de la agudeza de los realizadores (los cruces de miradas desconfiadas de ciertos personajes, lo dura que puede resultar la aparentemente dulce y angelical chica del film,…), dando siempre un magnífico reflejo de la época de Greenwich Village, del quizás ya inicio de la agonía de la música folk.
Va mostrando flashes bien colocados para sembrar la curiosidad e inquietud sobre ese Mike con el que formaba pareja musical, hasta que se desvela parte del misterio y luego, con una metáfora no muy camuflada, hacernos dar perfecta cuenta de que el protagonista no es sino un animal herido.
Esto es empezar bien el año cinematográfico…

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