Las dos o tres cosas que quizás me han resultado más interesantes de “In the court of crimson king” (Toby Amies, 2022), que acabo de ver ahora en Filmin:
- Lo insoportable que, pese a sus bromas -o quizás por ellas- debe resultar Robert Fripp en la distancia corta.
- Las elipsis perdidas en la paulatina entrevista a Bill Rieflin, carcomido por el cáncer, hasta su desaparición total.
- Como se distingue (esporádicamente) la compenetración de la secta que asiste a una actuación del grupo.
- Descubrir a esa sorprendente seguidora de King Crimson, una monja.
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