Debería volver a ver “Passion” (Jean-Luc Godard, 1982), porque la verdad es que solo me acuerdo de los tableaux vivants de “El baño turco” de Ingres y algún otro cuadro. Poca cosa más.
Traigo la película aquí a colación porque Antoine de Baecque sitúa en su rodaje una de las escenas que más te dan a comprender lo poco que sabemos del verdadero carácter de los más famosos directores de cine.
Transcribo a continuación las declaraciones de Sophie Loucachevsky, quien tuvo un pequeño papel como actriz en la película, traduciendo las que incluye De Baecque en la biografía de Godard, y comparemos:
“En medio del frío y la nieve, esperábamos con vestiditos ligeros y camisones en el exterior, mientras que Godard, aislado en el interior de un coche, lloraba amarga y largamente abrazando con fuerza un osito de peluche”.
En la foto, Michel Piccoli, en su papel de un director con series dudas sobre su pelicula. Tal como Godard con la suya, según parece.
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