Todos al servicio de Lady Mary (Glòria Swansonj.
Quien toma su baño matutino, que finaliza con ducha de esencia de rosas.
Acostumbrado a leer los resultados homicidas de los rodajes colosales de Cecil B. De Mille, en los que se cargaba a un buen número de extras, acudí ayer a la Filmoteca con la curiosidad de ver cómo se desenvolvía con esa tendencia en un formato más pequeño, como es el de la comedia.
Aparentemente en “Male and female” (1919, guión de su amante Jeanie MacPherson a partir de una novela del J. M. Barrie de “Peter Pan”) no se cargó a ninguno, pese a contar el naufragio del yate de los aristócratas, que llegan a una isla de los mares del sur que está a punto de trastocar sus eternos rasgos distintivos de clase con respecto a los criados, y pese a hacer aparecer cuando menos te lo esperas un sueño ambientado -lo que tira la costumbre…- en decorados babilónicos, con sacrificios en circo de leones incluidos.
Por lo demás, la película pasa más o menos agradablemente, con personajes divertidos (ahí está el viejo lord -Theodore Roberts- para demostrarlo), unos intertítulos quizás demasiado prolijos y decididamente mal traducidos en origen (NYC) y con una música compuesta por Jorge Gil Zulueta a partir -según nos comentó- del “Vals del arlequín”, “Muñeca quiero ser” de José Padilla y partituras norteamericanas que se utilizaban en el cine de la época. La interpretó al piano en directo y sonó estupendamente.
Apunté dos cosas en el papelito que suelo llevar con este objetivo: la presentación de personajes siguiendo la mirada del pequeño criado por el ojo de la cerradura de las habitaciones de sus patrones (aunque Lubitsch la hubiera filmado mejor y le hubiera sacado mucho más partido) y una frase de un diálogo en la isla, entre los náufragos:
-“¡Qué democráticos os estáis volviendo los sirvientes!”
Desconcierto de la patronal en la isla.
Nada de baño matutino.
Parte de la larga ensoñación babilónica.
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