En lo que ya parecerá una campaña publicitaria de la plataforma Mubi (que también te ofrece cada muermo que pa qué: no engañarse), diré que hoy ha ofrecido repescar la muy interesante “La manzana” (Samira Makhmalbaf, 1997).
Sus títulos de crédito corresponden a una reclamación vecinal a Asuntos Sociales para que intervenga y rescate a un par de niñas, hermanas gemelas, que sus padres han mantenido encerradas por miedo al exterior, desde que nacieron. “Una joven es como una flor: si le da el sol, se marchitará”, recita el carcamal padre de ese libro que se sabe de memoria, en el que ha basado su educación de las crías.
Los planos y colores iniciales, ese intento de riego de una planta por parte de lo que luego entenderemos que es la mano de una de las niñas, detrás de una reja, me han recordado a los de alguna imagen de la película del georgiano Koberitze, “¿Qué vemos cuando miramos al cielo?”
Luego todo son descubrimientos: nuestro de a donde puede llegar el oscurantismo en una sociedad (para ilustrar mejor este extremo, Makhmalbaf hace a la madre ciega); de los niños vecinos sobre esas dos nuevas amigas que apenas saben hablar, caminan de forma extrañísima y no saben actuar en sus juegos; de las dos niñas sobre un mundo que se les abre a sus miradas por vez primera.
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