domingo, 7 de junio de 2020

¡Vivan las antípodas!

El punto perdido inicial de Argentina, junto a un puente que ocasiona el poco trabajo.
Por una vez, la sinopsis que pone Filmaffinity de “¡Vivan las antípodas!” (Viktor Kossakovsky, 2011, en Filmin) sí que te aclara un montón sobre la película:
“Viajando en una remota región de Argentina, llegué a un pequeño poblado con sólo tres casas al borde de un acantilado y un pequeño río que corría por el cañon distante. Bajo la luz del atardecer, este parecía ser uno de los más hermosos y pacíficos lugares de la Tierra. La imagen de un hombre parado en un puente que atravesaba el cañon pescando con una línea de 25, 30 metros, me hizo preguntarme: ¿Qué pasaría si extendiera esta tanza mucho más lejos, a través del centro de la Tierra? ¿Qué encontraría al otro lado del mundo? Resultó ser Shangai, uno de los lugares más poderosos, explosivos y ruidosos del planeta. Fue así como nació la idea de esta película.
Girando, el Skyline de Shanghai.

Y el ajetreo de la salida de un ferry.
Luego descubrí que la mayor parte del planeta está cubierto por agua, hay muy pocos sitios con lugares habitados que tengan antípodas. Por ejemplo, en todo Europa, sólo España tiene antípodas, Nueva Zelandia. En los Estados Unidos sólo Hawai, que es antípoda de Botswana, a su vez la única verdadera antípoda africana. Filmamos en los más bellos lugares del mundo que son en mi opinion, Lago Baikal y Cabo de Hornos. A veces uno tiene una buena idea para una película, pero una vez que la haces, te das cuenta que la idea era mejor que la realidad. En ¡Vivan Las Antípodas! fue al contrario. La idea estaba bien, pero luego descubrí que la realidad es todavía más increíble y sorprendente."
Con imágenes de enorme belleza, kossakovsky va haciendo, por ejemplo que la lava de una erupción en Hawai se convierta en la piel de un elefante en Botswana. A las conexiones que, aunque aventuradas, no se hacen tan evidentes, les hace un juego con la banda sonora. Así, para un ilustrativo travelling por un barrio antiguo de Shanghai, echa mano de un bandoneón de sus antípodas.
Un viaje por ocho puntos del mundo, bien distantes, desde el sofá de casa. Confirmando la redondez y finitud de la Tierra.

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