Tras un par de números on-line, “Les Inrockuptibles” volvieron al papel. Pero si últimamente ya era poca cosa, la pandemia los han dejado de lo más escuálido.
No obstante, en su número del 20 de mayo tiene el acierto de dedicar 31 de sus 50 páginas a Michel Piccoli. Una antigua entrevista, su trabajo teatral, unas pocas opiniones sobre él y un vuelo sobre su filmografía completan la cosa.
Gracias a Jeanne Birkin nos enteramos (traduzco libremente) de que era “un actor que -y eso es muy raro- no contrató a ningun agente en toda su carrera. Le llamaban directamente proponiéndole un papel, discutía simplemente su contrato y aceptaba que le pagaran poco. Era de una enorme honestidad... y podía enervarse contra la deshonestidad de los otros.”
Pascal Bonitzer, por su parte, explica que “estaba abierto a todas las experiencias que puede representar un film. Le gustaba enfrentarse a lo nuevo. En ‘La belle noiseuse’ descubrió el método de Rivette, en el que el guión se va escribiendo día a día. Lo tomaba como una oportunidad para renovarse.”
En el repaso a “Los films de una vida”, como era de esperar, se olvidan de “Paris-Tombuctú” (1999), en la que, observando su interpretación, veías perfectamente que estaba encarnando, entregado de corazón a ello, a un Berlanga testamentario. Una lástima que no se le reconozca.
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