domingo, 28 de enero de 2018

La isla de Robinson Crusoe

Por este punto, con aproximadamente esta vista, acaba el documental.
Pues sí: Yo también siento atracción por las pequeñas islas en medio del océano, con la condición de que no estén desiertas. Atracción para visitarlas, intentar entender por qué vive ahí algún centenar de personas, captar en directo su pequeña historia. No por vivir un tiempo en ellas, porque entonces, como dijo anoche Patricio Guzmán, te das cuenta de que no hay casi cosas para ver (o filmar) o, como dice Miguel Sánchez Ostiz, quieres marcharte y no tienes luego ningunas ganas de volver.

La cadena La Sept Arte ofrecía a realizadores producirles un documental sobre el sitio del mundo que escogieran con tal de hacer él mismo de cámara y sonidista, hacerlo en primera persona y que no fuera a base de entrevistas. Patricio Guzmán, dice que influido por su lectura, a los trece años, del libro de Defoe, escogió hacerlo de la Isla de Robinsón Crusoe. Ayer, aprovechando su estancia en Barcelona para pasar por la ECIB y la Filmoteca, aceptó la invitación del cine Zumzeig para presentar "La isla de Robinson Crusoe" (1999), el documental de 41 minutos resultante y efectuar luego un largo y al final (cuando habló de los misterios del documental y de lo esencial del montaje) interesante coloquio.

Es muy divertido todo el inicio del documental. Uno diría que dilata la presencia de la isla para crear un cierto misterio sobre ella en el espectador. Él dice que recogió fielmente lo que fue pasando desde que le autorizan el proyecto, y ahí entran avionetas que deben aplazar una y otra vez el viaje por exceso de viento, frustrado viaje a Valparaíso para intentar tomar un barco (con subida en uno de esos rudimentarios funiculares y estancia en uno de sus cafés), visita a bibliotecas y detallado trayecto en vuelo y por mar con la acertada (¿inventada?) descripción de los pasajeros para constituirlos en atractivos protagonistas.
Patricio Guzmán, dispuesto ayer a presentar su película en un Zumzeig lleno mayoritariamente de gente joven.
Juan Fernández, la capital y única población de la isla. Guzmán explicó que hace unos años fue arrasada por un tsunami.
Luego la isla, sus gentes, los escasos restos que dejó el personaje que sirvió de base para la novela, otros momentos de su historia... No demasiado, pero ya me gustaría que en la televisión ofrecieran periódicamente piezas de este estilo, como aseguró Guzmán que le gustaría que le encargaran otras a él (tiene una parecida dedicada a Julio Verne), para poderse desintoxicar un poco entre tanto documental de carácter político o de más alcance.
El libro que Miguel Sánchez-Ostiz escribió sobre la isla y sus pobladores (históricos y recientes) tras pasarse en ella un mes recorriéndola de pe a pa.



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