jueves, 25 de enero de 2018

Fantasmagorías del deseo

Salvador Foraster y Carolina Sourdis.
En casa nunca funcionó el UHF (más tarde La 2). No había forma de orientar la antena para que diera una buena señal de ese canal. Era una porra, porque por ahí pasaban las mejores películas, que no se podían grabar en condiciones. Aún así alguna vez lo hicimos con alguna joya que guardé, aunque luego se comprobaba que el cartucho de vídeo resultante era casi invisible.
La sesión de hoy de la Filmoteca me ha recordado lo anterior. Era otra sesión de "Fantasmagorías del deseo", un ciclo sobre cine y psicología (aunque viendo el programa cada vez veo que esto de la psicología debe abarcarlo todo) organizado por La Casa de la Paraula. Pasaban un par de películas colombianas: "Paraíso" (Felipe Guerrero, 2006) y "Fragmentos" (Carlos Santa y Herib Campos-Cervera, 1999). Ésta última han pasado en un formato (enviado por sus realizadores) que más bien parecía un refrito pirata del original, lleno de píxeles, razón por la que el público se ha ido retirando a sus hogares, hasta dejar la sala prácticamente vacía. Una lástima, porque la película es un montaje, con intencionalidad política, de todos los trozos que se han salvado de la historia del cine colombiano hasta los años 50, y entre los primitivos se intuía alguna imagen impagable.
"Paraíso" tampoco es que se viera a la perfección, pero por lo menos se podía seguir. Proyectada en primer lugar, más dura, viene a continuar temporalmente las apropiaciones de películas colombianas donde lo dejó la otra, mezclando imágenes diversas con otras rodadas para la ocasión. En las dos se sienten las dictaduras militares, las partidas contrarias, los contrastes entre una supuesta vida cosmopolita (sobre todo en "Fragmentos") y otra de supervivencia en las viviendas de autoconstrucción de los alrededores de la ciudad o bien lejos de ella ("Paraíso"). Una secuencia nos ha acercado de una forma increíble a lo que debió ser el pan de cada día en amplias zonas del país: los de las guerrillas retirándose, el ejército intentando una emboscada. Otras están llenas de derribos, vertederos, miseria.
El "Paraíso" es, claro, Colombia, aunque las imágenes presentadas dejan claro que es, en todo caso, un paraíso que no se deja compartir y que a lo largo del siglo XX ha tenido mucho más de inhóspito que otra cosa.
Carolina Sourdis, que es quien ha escogido los films ha resumido su intención reconocida: Poesía y memoria. Y, para acabar con poesía, está bien hacerlo como "Paraíso", con la divertida de Jaime Jaramillo Escobar:
Jaramillo
"La digestión de la pulpa del coco demora cuarenta días y cuarenta noches. Ni mucho, ni poco.
Al plátano hartón de cáscara roja le falta un grado para ser veneno. Compadre, no coma coco. Si se ha comido banano y se toma ron, muerte segura. Nadie comió. Ni yo tampoco.
La pepita de la pitahaya si la comes no la muerdas, si la muerdes no la tragues; si la tragas, allá tú. La pepita de la granadilla si la tragas se te embucha. Para que no se te embuche, mejor que no comas mucha. La pepita de la granada no es como la de la granadilla. La pepita de la guayaba no es como la de la granada. Y la pepita de la papaya no es como la de la guayaba. Es como la de la papayuela, pero más dulce. 
Si es más dulce es más sabrosa, si es más sabrosa es más cara. Para que no sea más cara no compre papaya ni compre nada.

La pepita de la guanábana es como la de la chirimoya. Y ambas son como la de la calabaza. Cuando a uno le dan calabazas no le dan chirimoya ni le dan papaya. 
Las pepitas de la guama se usan para hacer zarcillos, quiero decir que se utilizan como pendientes, o mejor dicho lo que quiero decir es que los chicos se las cuelgan de las orejas.

Trae el corozo una nuez, trae la nuez una almendra, pero la almendra de la nuez no es como la nuez del corozo. Si no se entiende que no se entienda. (...)"

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