Hay estos días por la cartelera de Barcelona dos películas que pueden
pasar desapercibidas y que, por muy distintas razones, las considero
recomendables. Hay que mirar bien porque las pasan sólo a determinadas
horas en muy pocos cines.
Una es "La odisea de Alice" ("Fidelio",
Lucie Borleteau, 2014). Entra a formar parte de las extrañas películas
(extrañas por poco numerosas) ambientadas en un entorno singular. En
este caso se trata de un navío mercante. Sólo por poder curiosear
un poco cómo se desarrolla el trabajo de los oficiales y jefes de
máquinas de un trasto así y cómo deben ser las relaciones que se dan
entre sí y con el resto de la tripulación ya sería un motivo suficiente,
pero si además la película está protagonizada por la atractiva Ariane
Labed, no hay que buscar mucho más. Además está hecha con muy buen
pulso, y dan ganas de seguir la trayectoria de la realizadora.
La segunda sólo se puede recomendar con suma prudencia, advirtiendo del tipo de película que es. Se trata de "O futebol" (Sergio Oksman, 2015), y sirve para hacerse la pregunta de si es simplemente plantando la cámara y recogiendo anodinas y aparentemente insustanciales conversaciones (en este caso con un mundial de fútbol de fondo) que se puede obtener un film que puede resultar hasta profundo, porque pasan esas cosas de las que no se escapa nadie. De hecho, cosas mucho más cercanas que las en el fondo fantasiosas, aunque vengan con el tamiz de lo corriente, de las de la tripulación del "Fidelio" en la otra película.
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