Cualquier urbanista tiene dentro de sí un aniquilador, y conviene no sucumbir demasiado ante su poder de sugestión, so pena de presenciar la destrucción total para llegar a la consecución de su desmedida idea. Un cierto sobrecogimiento me ha sacudido viendo el quinto y último capítulo de "París/Berlín. Destinos cruzados" y entender lo que quería hacer Albert Speer para transformar Berlín en Germania. De hecho, el documental -dedicado en este su último número de forma casi íntegra a la arquitectura- explica cómo la aniquilación de las viviendas del que iba a ser el principal eje de la ciudad fueron las que iniciaron las deportaciones de judíos.
Es un caso extremo, pero toda la historia del urbanismo está repleta de tajos sangrientos en el tejido urbano previo. Haussmann, para hacer el París moderno, se cargó cantidad de barrios históricos que tachaba de insalubres. Cerdá mismo, aunque tuvo la suerte de colocar su Ensanche sobre terrenos libres de edificaciones por cuestiones militares, también diseñó una serie de bulevares que debían cruzar el casco antiguo de Barcelona y que tomaron forma parcialmente en la postguerra. En el magnífico manual "Diez lecciones sobre Barcelona" se puede uno llegar a imaginar la satisfacción extrema de su autor, Manuel de Solà Morales, mientras escribía admirado sobre el primer trazo recto planificador de la ciudad, la calle Fernando, arrasando con su espíritu modernizador todo lo preexistente.
Por lo demás, la serie de Fréderic Wilner, que ofrece la página ARTE en español hasta el 5 de enero, una vez vista en su totalidad, confirma su enorme interés. Está llena de juegos de espejos como el cerrado en este último capítulo sobre el segundo: Hitler postrándose en Les Invalides ante la tumba de Napoleón, respondiendo siglos después al gesto del mismo Napoleón ante la tumba de Federico El Grande.
Pongo aquí el enlace de este quinto y último capítulo, que dura 54 minutos, pero conviene ver los cinco por su orden. Toda una lección de historia, que desvela muchas cosas.
En la foto, la Strausberger Platz y la Karl-Marx-Allee. En el capítulo se habla también del pulso urbanizador entre el Berlín Este y Oeste. La Karl-Marx-Allee era, según una historiadora de la arquitectura que aparece, música clásica. El barrio de Hansa, swing.
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