sábado, 26 de diciembre de 2015

Così ridevano


El título ("Cosí ridevano", "Así reían", Gianni Amelio. León de Oro en Venecia 1998) podría llevar a engaño. No obstante, una amiga que fue a su sesión anterior en la Filmoteca ya avisó de la tristeza que te invadía viéndola.

En saltos anuales de escenas de 1958 a 1964 seguimos a un par de hermanos sicilianos en busca de fortuna en Turín. El mayor, protector hasta lo inverosímil del menor, a quien quiere convertir en maestro, una tarea para la que éste no parece dispuesto.

Si se hace triste la sesión quizás sea porque Amelio, con buen criterio, a mi entender, en una época que no estaba para estas historias, nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos, y entonces se mezclan en la pantalla y en el patio de butacas sensaciones agridulces sobre la familia, la inmigración, la ignorancia que impregnaba al proletariado venido del campo, los pisos pateras de antes de recibir este nombre, los arribistas y sobornables, toda una época construida a base de errores.

El apaleado protagonista nos duele porque nos cae muy cerca, gracias a su ceguera y sus renuncias para intentar conseguir algo, sin darse cuenta que con ello se evaporaban todas sus reales posibilidades. En un momento del film, atareado con sus cosas, pasa cerca de él, dos calles más allá, una manifestación en la que casi todos enarbolan banderas rojas. Él la ignora, y sigue fijo a lo suyo.

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