El título ("Cosí ridevano", "Así reían", Gianni Amelio. León de Oro
en Venecia 1998) podría llevar a engaño. No obstante, una amiga que fue a
su sesión anterior en la Filmoteca ya avisó de la tristeza que te
invadía viéndola.
En saltos anuales de escenas de 1958 a 1964
seguimos a un par de hermanos sicilianos en busca de fortuna en Turín.
El mayor, protector hasta lo inverosímil del menor, a quien quiere
convertir en maestro, una tarea para la que éste no parece dispuesto.
Si
se hace triste la sesión quizás sea porque Amelio, con buen criterio, a
mi entender, en una época que no estaba para estas historias, nos
recuerda quiénes somos y de dónde venimos, y entonces se mezclan en la
pantalla y en el patio de butacas sensaciones agridulces sobre la
familia, la inmigración, la ignorancia que impregnaba al proletariado
venido del campo, los pisos pateras de antes de recibir este nombre, los
arribistas y sobornables, toda una época construida a base de errores.
El apaleado protagonista nos duele porque nos cae muy cerca, gracias a
su ceguera y sus renuncias para intentar conseguir algo, sin darse
cuenta que con ello se evaporaban todas sus reales posibilidades. En un
momento del film, atareado con sus cosas, pasa cerca de él, dos calles
más allá, una manifestación en la que casi todos enarbolan banderas
rojas. Él la ignora, y sigue fijo a lo suyo.
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