La escena inicial. Jean (Jacques Dumesnil) en una competición de vela. Le pisa los talones una mujer casada, Inés de Montalbán, de la que se enamorará perdidamente.
Escenas propias de un film de vanguardia
Montalbán, negociante de Montevideo. Así se presenta.
Marie-José cantando en un cabaret “Pigalle”. Por el texto he puesto el enlace a la escena, que aporta una visión de elementos de París de forma muy osada.
Hay cosas sorprendentes. ¿Cómo es que no se habla nada de una película como “56, rue Pigalle” (Willy Rozier, 1949), mientras abarca en su seno elementos como para interesar a públicos bien diversos?
-Tiene, por una parte, un lado folletín desenfrenoado de esos de los que traspasan límites.
-Por otra parte, su osada presentación, su primera media hora, hasta entrar en el meollo de la intriga, puede hacer las delicias de un público interesado en el cine de vanguardia. Véase, por ejemplo, las imágenes de París que acompañan a la interpretación por Marie-José de la canción de Georges Ulmer para la película, “Pigalle, que se hizo famosa:
-Más: como hay muerto, podemos llegar a hablar de un polar francés…
-E incluso presenta una incursión en el ahora tan de moda cine judicial, que en un momento dado troca los consabidos interrogatorios y disquisiciones de sus señorías por una especie de irónico número musical, un pelo grotesco.
Tiene algún detalle suelto adicional muy interesante, como la negrura del cuadro de museo que visitan los dos amantes cuando les van mal dadas, y otros divertidos, como la pobre negra (que parece blanca pintada) con los pechos al aire para dar aire indígena a los del África Colonial.
Y la protagonista, Inés de Montalbán (Marie Déa) cada minuto que pasa se parece más a Charo López en sus buenos tiempos. Sólo me sonaba el nombre de su director, Willy Rozier, asociado a algo de Brigitte Bardot, pero he buscado algo sobre él: nada en libros genéricos y apenas nada por internet, pese a su larguísima filmografía reseñada por IMDB. Viendo lo que explica de su vida la Wikipedia francesa, o no sé si una página web rara, y su fotografía, debió ser alguien, cuando menos, singular.
En YouTube hay una copia bastante buena con subtítulos en español, pero con engorrosas interrupciones para anuncios.
Marie Déa, que a media que avanza la película, se irá pareciendo a Charo López.
Por las dunas de Pilat.
El juicio comporta una escena que obvia buena parte de las declaraciones, para ofrecer una cierta parodia de jueces y abogados.
La escena de mapas que iba buscando, para un próximo “Ombres Mestres”.
Willy Rozier
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